La Vanguardia

La fantasía de Guillermo del Toro, favorita en los Oscars

‘La forma del agua’, de Guillermo del Toro, gran favorita con 13 nominacion­es

- Salvador Llopart

Se impone en los Oscars la exuberanci­a y la imaginació­n. Se impone La forma del agua, de Guillermo del Toro: con trece nominacion­es, este filme de género se impone como nunca antes lo había hecho otra película de género fantástico en la carrera por las estatuilla­s.

El filme de Del Toro, que llegará a la cartelera española el próximo 16 de febrero, consiguió ayer más candidatur­as que ninguna. Inició su carrera triunfal en el pasado festival de Venecia, donde títulos como Gravity, Spotlight o La La Land iniciaron también su camino hacia las ansiadas estatuilla­s de la Academia de Hollywood. En el festival italiano el filme de Del Toro se alzó con el León de Oro, y continuó su trayectori­a en Sitges, donde inauguró el certamen del cincuenten­ario.

Ahora, con su récord en nominacion­es, La forma del agua sigue su marcha imparable hacia la 90.ª edición de los Oscars, que tendrá lugar el 4 de marzo. Ese día, el filme de Del Toro aspirará, entre otras categorías, a los Oscars a la mejor película, director, guión y actriz principal, para su protagonis­ta, Sally Hopkins. Fábula en la que una modesta chica de la limpieza (Hawkins), muda, sencilla, sin más pretension­es que ser feliz, se enamora de un inclasific­able monstruo anfibio provenient­e del Amazonas, con el que mantiene una singular y muy carnal historia de amor.

Del Toro se ha quedado a un paso –a una nominación– de ingresar en la primera línea de la historia de los Oscars: un lugar ocupado por filmes como Eva al desnudo, Titanic o La La Land, con 14 nominacion­es.

La forma del agua –de bajo presupuest­o si se compara con buena parte de sus ocho competidor­as en la categoría de mejor película: una categoría que cada año puede variar entre cinco y hasta un máximo de diez candidatas– destaca por estar alejada de la obsesión que domina Hollywood estos tiempos. Conmociona­do por los numerosos casos de abuso de poder que se han hecho públicos, marcado a fuego por las cuestiones de sexo y raza y los problemas de discrimina­ción y falta de diversidad racial que se hicieron evidentes en las anteriores ediciones de los Oscars.

Problemas que se han agudizado estos meses con el caso Weinstein y otros asuntos de abuso de poder similares que han puesto en marcha el movimiento Yo también, donde las actrices denuncian el acoso que han sufrido a lo largo de su carrera y que ha puesto todavía más en evidencia esas discrimina­ciones de raza y género y que no dejan de ser cuestiones de abuso de poder.

Pero más allá de una especial sensibilid­ad hacia las películas más comprometi­das, evidente en las nominacion­es, no parece que el sentimient­o de agitación en que vive sumido el mundo del cine en Estados Unidos haya influido de forma determinan­te en buena parte de los 8.400 académicos y académicas que ayer eligieron, con su voto, el filme de Del Toro como el más nominado.

Por su parte, Dunkerque, del británico Christophe­r Nolan, una mirada a una gesta heroica durante la Segunda Guerra Mundial, consiguió ocho candidatur­as, incluidas las de mejor director y mejor película. Pero sus posibilida­des palidecen ante la película de Del Toro y, sobre todo, ante Tres anuncios en las afueras, nominada también en la categoría de mejor película (aunque de forma harto inexplicab­le su director, Martin McDonagh, queda fuera de la carrera por el Oscar al mejor dirección). Su protagonis­ta, Frances McDormand, nominada en cinco ocasiones contabiliz­ando la candidatur­a de ayer, ya ganó el Oscar a la mejor actriz por Fargo. La actriz tiene muchas posibilida­des de volver a ganar el Oscar por su papel de una madre deseosa de justicia, que desea que se detenga al violador y asesino de su hija.

El instante más oscuro, que gira alrededor de la figura de Winston Churchill, obtiene a su vez seis nominacion­es para las ansiadas estatuilla­s que cada año concede la Academia de Hollywood. Sus posibilida­des se concentran en la nominación de su protagonis­ta, Gary Oldman, quien encarna con rara

RÉCORD

El de Del Toro se queda a una candidatur­a de los títulos más nominados

convicción –y sorprenden­te transforma­ción física– al mandatario británico durante la Segunda Guerra Mundial. Y seis nominacion­es obtiene también El hilo invisible , de Paul Thomas Anderson, cuyo estreno español está previsto para el 2 de febrero. Título nominado, a su vez, en las categorías a mejor película y mejor director, destaca por la nominación de su protagonis­ta, el multioscar­izado Daniel Day-Lewis, en este trabajo de costurero aplicado que, según ha anunciado el actor británico de origen irlandés, marcará el final de su trayectori­a como actor.

Si Day-Lewis se alzara con el Oscar sería su cuarta estatuilla, como lo sería también para Meryl Streep, nominada a su vez por su trabajo en

Los archivos del Pentágono, de Steven Spielberg, y ambos igualarían el récord que en estos momentos posee en solitario Katharine Hepburn, la única dueña de cuatro Oscars a la mejor interpreta­ción.

Pero ni los Papeles del Pentágono, de Spielberg, sobre la manipulaci­ón de la libertad de prensa, ni otras películas comprometi­das con el momento político actual, como The

Florida Project, de Sean Baker –por la que está nominado Willem Dafoe en la categoría de actor de reparto–, se han impuesto, en candidatur­as, a la fantasía romántica virada hacia el terror que es La forma del agua de Guillermo del Toro. Aunque no es tampoco un filme exento de capacidad crítica. Transcurre en los primeros años sesenta, cuando los sueños de un futuro mejor convivían con las peores pesadillas de una sociedad llena de prejuicios hacia lo diferente, hacia la gente de color y hacia las mujeres. Donde la fuerzas del bien –que aquí son el mal más absoluto– persiguen con saña a la extraña pareja.

En ese sentido habla de nuestro tiempo, y también lo hace, en sentido opuesto, la falta de nominación para James Franco por The disaster

artist, como quizá se merecía. Las acusacione­s de cierto abuso de poder hacia sus colegas femeninas –de las que el actor se ha disculpado públicamen­te– pueden haber jugado en su contra.

El signo de los tiempos.

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