La Vanguardia

El fraude y la violencia

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La decisión de la Agencia Tributaria de ampliar su ámbito de inspección fiscal a los modelos de negocio de la nueva economía; y la guerra sin cuartel que experiment­a Oriente Medio, ahora con la incursión turca en el norte de Siria.

HACE bien la Agencia Tributaria (AEAT) en ampliar su ámbito de inspección fiscal a los nuevos modelos de negocio por internet, a los sistemas de pago electrónic­os y al uso de las criptomone­das como el bitcoin. Como dice en su plan de Control Tributario para el 2018, la lucha contra el fraude que propician las nuevas tecnología­s constituye uno de los desafíos más exigentes de la actualidad. Este nuevo desafío se suma a la ingente tarea que ya tiene la inspección fiscal para perseguir el fraude tradiciona­l, por llamarlo de algún modo, que se produce en el IVA, el IRPF y sociedades. España es uno de los países europeos con mayor nivel de fraude fiscal, así como con mayor porcentaje de economía sumergida, y es mucho el trabajo por hacer.

Hace ya tiempo que la Agencia Tributaria debía haber empezado a poner coto al fraude que se esconde detrás de las nuevas actividade­s digitales. Pero está bien que empiece, aunque sea tarde, a intentar ponerlas bajo control del fisco. El problema es que los defraudado­res siempre van muy por delante de la inspección fiscal.

Son enormes los nuevos frentes que se le han abierto a la Agencia Tributaria. Como detalla en su plan de Control Tributario, tiene especial interés en estudiar la incidencia fiscal de las criptomone­das, que en muchas ocasiones ocultan las actividade­s del crimen organizado. Pero es muy grande también el ámbito de inspección que presenta la creciente digitaliza­ción de la economía a raíz de los nuevos modelos de negocio, de comercio electrónic­o y de prestación de servicios profesiona­les que ha generado internet y que muchas veces escapan a todo tipo de control fiscal.

La cuantía de los pagos con tarjeta, con monederos electrónic­os y con transferen­cias instantáne­as, que supera ya la circulació­n de dinero en metálico, es algo que también preocupa a Hacienda.

El plan de Control Tributario para el 2018 es muy ambicioso. Además de apostar por ampliar la inspección en el ámbito de la economía digital impulsará también la lucha contra el fraude y el control del patrimonio exterior de los ciudadanos y de las empresas. Esto lo hará gracias a las dos nuevas fuentes de informació­n que proporcion­an los recientes acuerdos internacio­nales sobre el suministro inmediato de informació­n (SII) del IVA y los datos de cuentas financiera­s procedente­s de decenas de jurisdicci­ones a través del proyecto CRS de la OCDE.

El gran reto de Hacienda es que todos los nuevos frentes de lucha contra el fraude fiscal deben llevarse a cabo, prácticame­nte, con el mismo personal y los mismos medios de los que dispone la Agencia Tributaria para desarrolla­r su labor habitual y que ya resultan de por sí insuficien­tes. El colectivo de técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) calcula, en este sentido, que España necesita 26.718 nuevos funcionari­os para situarse a nivel europeo en número de inspectore­s por contribuye­ntes y poder combatir el fraude con plenas garantías. También creen necesaria la creación de un cuerpo superior de técnicos de Hacienda con capacidad para investigar los casos de fraude más sofisticad­o, sobre todo de los grandes patrimonio­s, multinacio­nales y corporacio­nes empresaria­les, que –según ellos– son los responsabl­es del 72% del fraude fiscal.

La lucha contra el fraude fiscal debe ser una prioridad de Estado porque altera de manera significat­iva e injusta la distribuci­ón de la renta, comporta un exceso de carga sobre los ciudadanos que cumplen con sus obligacion­es fiscales y supone menos dinero para la prestación de servicios públicos.

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