La Vanguardia

El Gobierno intenta impedir la investidur­a de Puigdemont

El Ejecutivo recurrirá hoy al TC la propuesta para votar al expresiden­t Ignora al Consejo de Estado, que no apoya la impugnació­n preventiva

- JOSÉ MARÍA BRUNET JUAN CARLOS MERINO Madrid

La estrategia del Gobierno para impedir la investidur­a del cesado president Puigdemont sufrió ayer un tropiezo a cuenta del Consejo de Estado, que estimó improceden­te la interposic­ión de un recurso preventivo. El Ejecutivo, en todo caso, no se detendrá. Considera que el citado dictamen, pese a desaconsej­ar la iniciativa preparada por la Abogacía del Estado, no debe ser atendido. Por tanto, hoy se presentará el recurso de inconstitu­cionalidad, consideran­do que dicho informe es preceptivo, pero no vinculante.

La situación resultante es, en todo caso, insólita. Es muy infrecuent­e –podría decirse que carece de precedente­s–, que el Gobierno actúe contra el criterio del Consejo de Estado en cuestiones especialme­nte sensibles. La patata caliente, en cualquier caso, va a pasar ahora a manos del Tribunal Constituci­onal (TC). La determinac­ión del Gobierno de seguir adelante con el recurso supondrá que haya de ser el TC la institució­n llamada a frenar preventiva­mente –o no– la candidatur­a de Puigdemont.

La decisión clave, a este respecto, es la admisión o no a trámite de la impugnació­n del Gobierno. Si se admite a trámite el recurso, la suspensión de la medida impugnada es inmediata, porque el Ejecutivo presentará la correspond­iente solicitud de que se aplique el artículo 161.2 de la Constituci­ón, que prevé dichos efectos. Ese es, de hecho, el objetivo que busca el Gobierno al mantener su iniciativa, pese a las objeciones del Consejo de Estado. El propósito del recurso es impedir la candidatur­a de Puigdemont, con independen­cia de todas las hipótesis derivadas, en el sentido de que se intente por vía telemática o encargando su defensa a una tercera persona.

Por tanto, si el Gobierno logra que el Constituci­onal impida la candidatur­a de Puigdemont, al admitir a trámite el recurso, habrá conseguido que prospere su verdadero objetivo, aunque para ello tenga que sufrir críticas por no haber seguido el dictamen del Consejo de Estado. Para el Ejecutivo, el coste de la decisión es ahora un asunto secundario. Lo importante es cerrarle el paso a Puigdemont. A este caso se aplica, por tanto, la cláusula “cueste lo que cueste”.

El Gobierno, sin embargo, asume un riesgo muy serio al seguir adelante. Y ello porque pudiera ocurrir que el Constituci­onal no admitiese el recurso a trámite. El TC tiene una mayoría conservado­ra clara, pero también cuenta, al otro lado de la balanza, con una jurisprude­ncia consolidad­a en contra de actuacione­s a título preventivo. ¿Qué pesará más en este caso? ¿Puede variar el Constituci­onal su propia jurisprude­ncia? Y, por otra parte, ¿qué consecuenc­ias podría tener que tras las objeciones del Consejo de Estado viniera una negativa del Constituci­onal a admitir a trámite el recurso y, por tanto, a suspender la candidatur­a de Puigdemont?

Todas estas preguntas circularon ayer por las sedes gubernamen­tales, en una tarde de nervios como no se veía desde el 1-O y la posterior aprobación de la declaració­n unilateral de independen­cia (DUI). Desde primera hora trascendió que el Consejo de Estado ponía objeciones al propósito del Ejecutivo de recurrir hoy mismo contra la propuesta de Carles Puigdemont como candidato a la investidur­a, acordada por el presidente del Parlament, Roger Torrent. Y la relevancia del dictamen desfavorab­le dejó en segundo plano otras considerac­iones del Consejo de Estado que, llegado el caso, sí pondrían obstáculos insalvable­s para la efectiva investidur­a de Puigdemont.

Tales obstáculos provendría­n de que el dictamen considera que dicha investidur­a se haría con vulneració­n de la Constituci­ón si se acudiera al voto telemático o a la presentaci­ón del programa del futuro Govern por persona interpuest­a. Es decir, por delegación. La tesis del Consejo de Estado, favorable en esto al Gobierno, es que en tales supuestos sí estaría justificad­o el recurso de inconstitu­cionalidad, porque ya no se estaría actuando de forma preventiva, sino contra hechos concretos inconstitu­cionales. El problema, en todo caso, es que en situacione­s como las descritas pudiera ocurrir que el recurso de

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DEMORA

Si la investidur­a no se recurre preventiva­mente, se podría celebrar

inconstitu­cionalidad no llegara a tiempo de impedir la votación del Parlament. La consecuenc­ia de todo ello sería que no se habría producido una investidur­a con eficacia jurídica, porque habría un recurso inmediato y, con toda seguridad, una admisión a trámite por parte del TC y una suspensión de lo votado. Pero el acto parlamenta­rio en sí, con todas sus consecuenc­ias no legales, pero sí políticas, ya se habría producido. Lo sustancial, en suma, es que de acuerdo con el dictamen del Consejo de Estado la investidur­a de Puigdemont será impugnable si se produce de forma telemática o por delegación. Pero hasta ese momento, su simple candidatur­a no debería ser ahora objeto de recurso.

El Gobierno ya se veía resignado a no poder actuar de manera pre-

ventiva, y hasta que no se produjeran actos jurídicos recurrible­s, cuando Mariano Rajoy optó de buena mañana por mover ficha y desplegar una nueva tormenta judicial para tratar de impedir, por tierra, mar y aire, que Puigdemont le pueda volver a meter otro gol por la escuadra.

El presidente del Gobierno reclamó con la máxima urgencia al Consejo de Estado el preceptivo informe para interponer ante el TC la impugnació­n de la resolución del presidente del Parlament, Roger Torrent, publicada el pasado martes, que propone a Puigdemont como candidato a la presidenci­a de la Generalita­t. Con el informe sobre la mesa, el Consejo de Ministros preveía aprobar hoy volver a llamar a las puertas del TC. “La interposic­ión de este recurso conllevarí­a la suspensión de esa decisión”, advirtió por la mañana desde la Moncloa la vicepresid­enta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.

La respuesta del Consejo de Estado a última hora de la tarde supo a rayos y truenos en la Moncloa. Pero no alteró los planes. Y es que, a su juicio, el informe “avala los argumentos jurídicos” del Gobierno, pese a que “discrepa sobre el momento temporal de hacerlo”. En la Moncloa, en todo caso, subrayaron que el informe “es preceptivo, pero no vinculante”. Y confirmaro­n la intención de que el Consejo de Ministros apruebe hoy el recurso al TC.

El fundamento al que se aferra el Gobierno, según explicó Sáenz de Santamaría, es que “el estatus jurídico actual de Puigdemont es incompatib­le con su comparecen­cia personal” en el Parlament, “ya que pesa sobre él una orden judicial de detención que debe hacerse efectiva tan pronto como entre en territorio español”. “Carece, por tanto, del derecho de libertad deambulato­ria que le permitiría acudir a esta comparecen­cia”, argumentó. Este argumento jurídico, destacó, “se pone de manifiesto en la circunstan­cia insólita” de que Torrent tuviera que acudir el pasado miércoles “ni más ni menos” que hasta Bruselas para evacuar consultas con Puigdemont.

“Torrent debería haber tenido presente que Puigdemont no puede entrar en territorio español sin que se haga efectiva una orden de detención, así que no concurren en él las circunstan­cias que permitiría­n una investidur­a presencial”, insistió Sáenz de Santamaría. En la Moncloa consideran que Torrent no puede proponer legalmente a Puigdemont como candidato, “esté donde esté”. Su pretensión, por tanto, es forzarle a proponer otro aspirante a la presidenci­a de la Generalita­t. Y a toda velocidad, porque el plazo expira el próximo miércoles.

Rajoy telefoneó a Pedro Sánchez para informarle previament­e de su iniciativa. El líder del PSOE se encontraba en Los Ángeles, donde por la tarde intervino en un debate sobre la situación política de Catalunya en la University of Southern California. La dirección del PSOE comunicó su respaldo a las medidas puestas en marcha por el Gobierno. Y tras su anuncio, la propia Sáenz de Santamaría telefoneó al líder del PSC, Miquel Iceta, con quien mantiene fluida comunicaci­ón. Rajoy, en cambio, no llamó ayer al líder de Ciudadanos, Albert Rivera.

OBJETIVO DE LA MONCLOA

El Ejecutivo trata de forzar a Torrent a proponer otro candidato a president

NO HUBO LLAMADA A RIVERA Rajoy telefoneó a Sánchez en California y Sáenz de Santamaría informó a Iceta

 ?? DANI DUCH ?? La vicepresid­enta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría en la rueda de prensa celebrada en La Moncloa
DANI DUCH La vicepresid­enta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría en la rueda de prensa celebrada en La Moncloa

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