Italia roza la tragedia al descarrilar en Milán un tren repleto de pasajeros
El alcalde reclama al Gobierno más inversión en infraestructuras “sólidas”
No eran ni las siete de la mañana cuando un tren repleto de pasajeros que se dirigía de Cremona a Milán descarrilaba y ponía a todos los informativos italianos en jaque. Tres muertos y 46 heridos, cuatro en estado crítico, son el balance provisional de un grave accidente que rozó la tragedia en vísperas del periodo electoral, y que amenaza con poner de nuevo las infraestructuras en el centro de la campaña.
Todas las fuerzas políticas quisieron aprovechar el siniestro para atacar al Gobierno. Si el expresidente Silvio Berlusconi dijo que Italia
está muy por detrás de países como Francia o España en lo que respecta a las infraestructuras, su aliado de la Liga Norte, Matteo Salvini, culpó a los “recortes” de Roma. El candidato del Movimiento 5 Estrellas, Luigi di Maio, criticó una “grave emergencia”. El Ejecutivo “se compromete a buscar responsabilidades si las hay. Debemos ser particularmente severos en garantizar la seguridad del transporte”, respondió el primer ministro, Paolo Gentiloni.
El único en pedir dejar atrás los partidismos fue el alcalde de Milán, Giuseppe Sala, aunque suplicó más inversión en infraestructuras “sólidas”. Sobre todo las que afectan al
día a día de Milán, la “ciudad del trabajo”, herida estos últimos días. Hace una semana que tres obreros murieron allí por inhalar gas. La Fiscalía ha abierto una investigación.
El tren regional de Trenord había salido a las 5.32 de la mañana, lleno al completo de 350 trabajadores y estudiantes que se dirigían a Porta Garibaldi, una de las entradas de Milán. A la altura de Pioltello, a 20 kilómetros de la segunda ciudad italiana, un ausente trozo de vía de 23 centímentros provoca el descarrilamiento –o se rompe por su efecto– y el tren continúa avanzando dos kilómetros con tres vagones fuera, hasta que uno de ellos impacta contra un poste eléctrico.
“Ha pasado mucho tiempo hasta que se ha parado del todo. Cuando por fin lo ha hecho y hemos conseguido salir, nos hemos dado cuenta del desastre”, contaba a la televisión pública italiana Maurizio Lanzani, un periodista que se encontraba en el tren siniestrado. El maquinista, que conducía a la velocidad habitual, ha declarado a las autoridades que cuando sintió el temblor frenó de golpe, pero era demasiado tarde.
Tuvieron que pasar tres horas hasta que los equipos de emergencia consiguieron rescatar a los últimos pasajeros atrapados en el tren. Los heridos graves fueron trasladados al hospital San Rafaelle, en Segrate, donde cuatro de ellos siguen críticos sin que se tema por su vida, mientras los más leves fueron a un gimnasio cercano.
Las víctimas mortales, cuyos cuerpos se encontraron en el interior del tren, son tres mujeres. Pierangela Tadini, de 51 años, viajaba de Vanzago a Milán con su hija Lucreazia, de 18 años, que tuvo que ser ingresada pero se encuentra estable. Ida Maddalena Milanesi, la segunda identificada, de 61 años, se dirigía al instituto neurológico Carlo Besta de Milán, donde trabajaba desde hace años. La última, Giuseppina Pirri, una contable de 39 años, vivía con sus padres en Capralba, cerca de Cremona.
Los medios italianos se hicieron eco de las últimas palabras de Pirri, que llamó a sus padres a las 6.55 de la mañana, dos minutos antes de la tragedia. “Ayuda, mamá, el tren está descarrilando”, dijo, según contó su padre. “Mi mujer le dijo que escapase
El accidente deja tres muertos y 46 heridos y se convierte en munición partidista en la precampaña electoral
pero no ha podido escuchar nada más. Luego me dijeron que no lo había conseguido”, relataba desconsolado. Pirri “siempre se lamentaba de que los trenes solían estar rotos y siempre llenos”.
“Es una tragedia anunciada”, considera Marco Donzelli, el presidente de Codacons, una asociación de consumidores del país. “Hace años que denunciamos los malos servicios y las carencias del transporte ferroviario local en los trenes suburbanos de Lombardía”, dice. Codacons asegura que sus críticas no han sido escuchadas durante años. El ministro de las Infraestructuras, Graziano Delrio, declaró que el sistema ferroviario italiano es “uno de los más seguros del mundo”, pero pidió esclarecer los hechos porque es “inaceptable” morir mientras se va a trabajar.
La primera polémica por la gestión del incidente no se hizo esperar y salió del mismo Trenord, el operador ferroviario en la región. “Circulación interrumpida entre Treviglio y Milán a causa de un inconveniente técnico”, tuiteó la compañía, con un eufemismo que hizo enfurecer a los usuarios.