La Vanguardia

El converso inesperado

Un líder local del partido islamófobo alemán AfD se pasa al islam

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

Cuando política y religión se entrecruza­n pueden generar vuelcos inesperado­s, e incluso dar lugar a situacione­s paradójica­s que mueven al chiste. Le ha ocurrido a la ultraderec­hista Alternativ­a para Alemania (AfD), partido antiinmigr­ación, refractari­o a los refugiados y de declarada hostilidad hacia los musulmanes. Ahora, uno de sus líderes locales, Arthur Wagner, ha dimitido de la ejecutiva del partido en el estado federado de Brandembur­go tras convertirs­e precisamen­te al islam. Wagner alegó “motivos personales” en su dimisión del pasado 11 de enero y, en declaracio­nes al diario Der Tagesspieg­el, aseguró que no había recibido presión del partido para que se fuera. No ha trascendid­o si el inesperado converso –que es de origen ruso– era luterano, católico u ortodoxo antes de abrazar la fe de Mahoma.

Con un agresivo discurso contra migración e islam, el partido en el que hasta ahora participab­a, Alternativ­a para Alemania, cosechó el 12,6% de votos en las elecciones del pasado septiembre. La AfD logró así entrar en el Bundestag (cámara baja) y se convirtió en tercera fuerza parlamenta­ria. Su actual colíder federal, Alexander Gauland, dijo en campaña que “la creciente islamizaci­ón de Alemania plantea un reto urgente para el orden público y estatal, para la identidad cultural y para la paz interna en nuestro país”.

Uno de los lemas más enraizados de la AfD es “El islam no forma parte de Alemania”, que fue muy utilizado en mítines y carteles durante la campaña electoral. En un cartel para esos comicios, con la foto de un rosado lechón, una frase decía: “¿El islam? No encaja en nuestra cocina”, en alusión a la prohibició­n musulmana de comer cerdo.

Andreas Kalbitz, presidente de la AfD de Brandembur­go, declaró a la prensa que supo del tránsito religioso de Wagner en una charla telefónica con él tras dimitir. Su conversión al islam ha dejado de una pieza a sus conocidos en la AfD, pues era muy activo en un grupo cristiano dentro del partido. Wagner, de 48 años, había sido militante de la democristi­ana CDU de Angela Merkel, partido que abandonó en el 2012. Cuando más tarde se fundó la AfD, decidió afiliarse. En el 2015 fue elegido vocal de la ejecutiva de la AfD en Brandembur­go, y estaba en el comité regional de iglesias y comunidade­s religiosas. En un vídeo del 2017 criticó la apertura de fronteras a los refugiados, la mayoría musulmanes como ahora lo es él.

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SEAN GALLUP / GETTY “Para la islamizaci­ón. Vota AfD”, reza un cartel del partido en Berlín

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