No viene de dos décadas
Una mujer de Granada, Angustias Gómez, recibe una carta de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, dirigida a su marido. Abre el sobre y lee: “Me resulta muy grato ponerme en contacto con usted y comunicarle que en Andalucía venimos trabajando muy activamente, desde hace tiempo, con el fin de garantizar al máximo la detección precoz de ciertos tipos de cánceres. Hoy quiero hacerle partícipe del Programa de Detección Precoz del Cáncer de Colon y Recto”. Le explican que se trata de una prueba sencilla, para “detectar la enfermedad en sus fases iniciales, antes de que aparezcan síntomas”. La prueba es, en efecto, muy sencilla. Tienes que recoger un poco de excremento, lo pones dentro de un receptáculo que te dan en la farmacia, lo analizan y, si encuentran sangre, te avisan para hacerte una colonoscopia, a ver si hay algún indicio. A mí me hicieron esta prueba hace cuatro años y, como detectaron sangre, fui al Clínic para hacerme una colonoscopia. Ningún problema. Me dijeron que volviera dos años después. (Por cierto, todavía no he vuelto; a ver si pido hora.)
El problema de Angustias Gómez es
Es buena noticia que las autoridades se esfuercen por detectar el cáncer de colon, aunque sea con retraso
que su marido, el hombre al cual iba dirigida la carta, hace veinte años que está muerto. Murió precisamente de un cáncer de colon. La mujer ha quedado en estado de shock, cosa comprensible porque no es habitual que de golpe te enfrenten con un capítulo triste de tu vida que dabas por pasado. Dice que en aquella época tenían que remover cielo y tierra para que le hicieran una prueba así y que, si tal como dice la consejería tan sencilla es, podrían habérsela hecho entonces. “Quizá mi marido todavía estaría vivo”. La consejería se ha disculpado: ha sido un “error informático”. Como cuando vas al banco y te dicen que el sistema se ha colgado.
Errores de este tipo los hay a menudo. Durante los años posteriores a la muerte de Néstor Luján, su cuñado Josep M. Espinàs publicó varios artículos lamentando que siguieran llegando, a su nombre, cartas y libros de organismos y editoriales. A pesar de las quejas, los envíos proseguían. Nadie se tomaba la molestia de borrar a Luján de sus archivos de mailing. Les importaba un pito. Ahora hace unos días, en Castellón hubo la inauguración del AVE entre la capital de la Plana y València. Asistieron las máximas autoridades, a saber: el presidente M.Rajoy, el president Ximo Puig, el ministro Íñigo de la Serna... Fue aquella fastuosa puesta de largo en la que se comprobó que, además de ser más caro el viaje, ese AVE va más lento que los trenes de cercanías que lo adelantaban. A la inauguración invitaron también a Rita Barberá, que había sido alcaldesa de València pero que lamentablemente murió en el 2016, en la habitación 315 del hotel Villa Real de Madrid, habiendo cenado un whisky JB y una tortilla de patatas. La portavoz del Ministerio de Fomento dice que el error ha sido culpa de la lista de contactos del servicio de protocolo ministerial. En el cielo de los imputados por blanqueo de capitales, Barberá habrá pedido otro whisky y otra tortilla para celebrarlo.