Cuando la calle es una pista de obstáculos
Señalizaciones y mobiliario urbano ubicados en lugares poco adecuados dificultan la vida al peatón
En ocasiones, las molestias que padecen los peatones como consecuencia de la estrechez de las aceras o la presencia en ellas de numerosos obstáculos no deberían convertirse en un problema de imposible solución. Muchos lectores que participan estos días en el foro abierto por
La Vanguardia sobre la movilidad del peatón en Barcelona apuntan que bastaría con mover unos metros las señales, postes de servicios, contenedores de residuos y otros elementos del mobiliario urbano que dificultan, cuando no impiden, el paso del viandante por un espacio que, en principio, debería estar reservado para él.
Según datos facilitados por el Ayuntamiento, cada día se realizan en Barcelona alrededor de 2,5 millones de desplazamientos a pie. El Plan de Movilidad Urbana 2013-2018, aprobado a finales del pasado mandato y todavía vigente, establece como prioridad “mejorar la accesibilidad y el confort de las aceras y los espacios para peatones”. Aunque se han llevado a cabo mejoras y Barcelona resiste bien la comparación con otras grandes ciudades europeas en materia de accesibilidad, lo cierto es que todavía queda mucho trabajo por hacer. Estadísticas recientes señalan que en Barcelona hay censadas más de 80.000 personas con algún tipo de limitación de movilidad. La población mayor de 70 años está formada por un cuarto de millón de barceloneses.