La Vanguardia

A pesar de todo

El Espanyol sale fortalecid­o de una eliminator­ia igualada y competida

- RAMÓN ÁLVAREZ Barcelona

Quique Sánchez Flores pudo mirar anoche a sus jugadores a los ojos al entrar en el vestuario. Era lo que les había pedido en la previa: competir. Tratar y jugar de tú a tú al Barcelona pese a las enormes diferencia­s y poder salir del campo con el orgullo intacto, fuese cual fuese el marcador y el desenlace de la eliminator­ia.

No se puede decir que el Espanyol no cumpliese sobre el césped del Camp Nou pese a un resultado que lo aparta de la Copa. Después de lo visto ayer y, sobre todo, del partido de ida, eso es lo de menos para un españolism­o que en este doble derbi ha recuperado su amor propio, ha visto –anoche por televisión– cómo su equipo ha vuelto a estar por fin a la altura de las circunstan­cias y, sobre todo, ha disfrutado metiendo el miedo en el cuerpo al barcelonis­mo. La afición podrá afrontar el tercer y último derbi de la temporada, el próximo 4 de febrero de nuevo en Cornellà en partido de Liga, con la seguridad de que, ahora sí, ha vuelto el derbi barcelonés.

Que el ambiente en el Camp Nou iba a ser más hostil para el Espanyol que lo habitual era previsible y se vio ya mucho antes del partido: el autocar blanquiazu­l no realizó la ruta habitual por recomendac­ión de la policía. Pero el Espanyol no salió con miedo al césped ni se puede decir que se dejó intimidar.

Si acaso, salió con desgana, sin acabar de creerse que el planteamie­nto defensivo de la ida podía volver a funcionar. Y, de hecho, sólo se puso a jugar cuando encajó el primero y se vino definitiva­mente arriba obligado por el 2-0 y con la convicción de que un gol los podía meter en semifinale­s. Es decir, se jugaron muchos minutos de derbi y la eliminator­ia estuvo totalmente abierta gracias al esfuerzo y la solidarida­d defensiva de los españolist­as hasta el final, algo impensable hace apenas dos años.

Además del orgullo, el derbi dejará entre el españolism­o el debate sobre el futuro de Pau. Sánchez Flores decidió llevar hasta el límite la lógica de que cada portero debe cumplir con su responsabi­lidad y, tras el partido de la semana pasada y la titularida­d en la Liga de Diego López, ayer no dudó en alinear al canterano en el Camp Nou. No para matarlo ni para cumplir una decisión de club, sino para que ocupase el lugar que le correspond­ía.

Y Pau, simplement­e, cumplió. Los goles blaugrana no llegaron ni mucho menos de sus errores y pese a que en los primeros minutos parecía desubicado acabó firmando una buena actuación. En buena medida, si el Espanyol pudo soñar hasta el final con el pase fue por una magistral doble intervenci­ón entrado el segundo tiempo.

Sobre el portero cae ahora una espada de Damocles. Si no renueva en las condicione­s que le presentó el club el de anoche podría haber sido su último partido como blanquiazu­l. Sin atender en un principio el requerimie­nto del

La eliminator­ia se mantuvo viva hasta el final, algo impensable hace apenas dos temporadas Sobre Pau se alza ahora la espada de Damocles: o renueva o el de ayer pudo ser su último partido

director deportivo, Jordi Lardín, para que no jugase mientras no renovase, Sánchez Flores ha hecho que el fútbol acabe dando la titularida­d al meta gallego.

El agente de Pau y Lardín están citados para reunirse la semana que viene. El retorno de Chen a Barcelona en estos próximos días puede aportar luz sobre el asunto. El club podría –quizá debería– estirarse un poco más, aunque no llegue a alcanzar las pretension­es del jugador. Y el españolism­o no sólo perdonaría a Pau todos sus pecados, sino que agradecerí­a su continuida­d. Porque siempre será un perico más.

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LLIBERT TEIXIDÓ Hermoso controla un balón ante la presión de Luis Suárez en el área españolist­a
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