FLORENTINO PÉREZ
Gran gestor, nulo secretario técnico
El presidente del Real Madrid sale muy mal parado en la crisis, pero los estatutos del club le protegen de posibles mociones de censura. No se vislumbran candidatos opositores ni a medio plazo. El Bernabeu, un estadio frío, no pide su dimisión, como ocurriera por última vez hace dos años, con el inefable Rafa Benítez en el banquillo. Por ahora. A Florentino Pérez hasta sus enemigos le halagan su gestión económica, pero nadie entiende su inveterada costumbre de ejercer como secretario técnico encubierto y construir la plantilla dejándose aconsejar por una camarilla de amigos. La política deportiva del club desde el verano se ha revelado desastrosa. Fichó a jugadores que no cuentan con la confianza del entrenador (Theo, Ceballos, Llorente, Vallejo y Mayoral) y renovó a precio de oro con contratos de larga duración a estrellas que parecen caducas (Cristiano Ronaldo, Modric o Benzema). El último ridículo ha sido el sainete con Kepa, al que se hizo venir desde Bilbao para encontrarse con la oposición cerrada de Zidane. La renovada obsesión de Florentino sería utilizar a Cristiano, con el que nunca ha tenido mucho feeling, para abaratar el fichaje de Neymar, algo que incluso en el seno del club ven imposible en este 2018 y muy poco probable en el 2019. Florentino ya se hartó una vez, en febrero del 2006. Por ahora no da síntomas de agotamiento.