ZINÉDINE ZIDANE

Perdido y sin brújula

Durante su primer año y medio al frente del banquillo encandiló a todos y se convirtió en uno de los cinco entrenadores del Madrid con dos Copas de Europa (los otros cuatro son Villalonga, Carniglia, Muñoz y Del Bosque). De repente, a finales de agosto del año pasado, su estrella se apagó. Hoy aparece como el primer culpable de la crisis. Quizá un caso sin igual en el mundo del fútbol. Pocos ganaron tanto tan rápido para perder todo el crédito a la misma velocidad. En la rueda de prensa tras la debacle copera dijo estar “ante mi peor momento”, dio a entender que su ciclo se estaba acabando y que el PSG era su última bala. El club le busca recambio y Mauricio Pochettino es el elegido. Poco amante de las arengas, hombre discreto, Zidane es víctima de la política de rotaciones que tan bien se le dio el curso pasado. No pudo o no quiso oponerse a la pérdida de calidad de la plantilla y la defensa obcecada de sus jugadores de confianza le ha llevado a la perdición. Lleva cuatro meses tratando de levantar al equipo y parece tan perdido como el primer día. Se reconoce culpable, pero no da con la receta. A su favor cuenta su poco arraigo al cargo. Tiene firmados tres años más pero ya como futbolista renunció a un jugoso contrato cuando le pareció que no daba la talla. Su gesto ahorró al club 12 millones. Pocos madridistas de corazón pueden presumir de lo mismo.