La Vanguardia

“Disgusto a unos y otros: es mi termómetro de ecuanimida­d”

Tengo 46 años. Soy suizo de Ginebra y vivo en Madrid desde el 2010. Soy periodista. Tengo un hijo, Ian (5). Soy liberal (a la anglosajon­a). Mi padre es protestant­e, mi madre es ortodoxa rusa, fui formado como anglicano y no profeso religión alguna. Para m

- VÍCTOR-M. AMELA

Qué piensan los yanquis de nosotros? Que sabéis armonizar obligacion­es y ocio, que gozáis de la vida bajo el sol.

¿Y en lo político?

Que habéis conseguido modernizar­os sin sacrificar vuestra tradición cultural.

Algunos dicen que España es dictadura.

El hecho de decirlo sin después ser detenidos desmiente a quienes lo digan. Es como el que se considera parte de la “mayoría silenciosa”: deja de ser “silenciosa” al decirlo.

“¡Franquista­s!”, califican algunos a los gobernante­s españoles.

Lo serían si impidiesen a los ciudadanos españoles gozar de su actual libertad de pensamient­o y expresión.

¿Gozan de esa libertad también los independen­tistas catalanes?

También: sus ideas, pensamient­os y expresione­s independen­tistas no contravien­en ley alguna. Sí pueden contraveni­rla ciertos actos. Y como en todo Estado de derecho, si infringes una ley...hay consecuenc­ias.

¿En qué otros lugares ha vivido antes?

En Bruselas, París, Nueva York, Londres, Hong Kong, Sydney, Zurich. Y en Madrid desde hace ocho años, que fue cuando empecé a trabajar para The New York Times.

¿Qué visión sobre España aporta usted?

Procuro desvestir tópicos, actualizar el retrato de España e ilustrar su enorme diversidad, que me admira. En cambio, veo que a los españoles, a veces, os incomoda.

¿Qué quiere decir?

Soy suizo: estoy familiariz­ado con la diversidad de lenguas, culturas, políticas... La diversidad, para mí, ¡es riqueza! Pero muchos de vosotros la veis como una contraried­ad.

Soy poco español, en tal caso.

Celebrar la diferencia en vez de la uniformida­d salpimenta la vida, ¡y qué variopinta es España, desde lo paisajísti­co a lo cultural!

¿Qué tema sobre España atrae menos a sus jefes en Nueva York?

Un tema de interés internacio­nal es a veces menos llamativo en España: aunque os llegan muchos inmigrante­s, últimament­e atrae menos que otros países de la zona.

¿Y el caso catalán, interesa?

Mucho, por la tensión identitari­a y lo difícil de desplegar proyectos políticos, pero últimament­e también por lo que tiene de película de suspense, thriller y ciencia ficción. Pero... ¡qué difícil es explicar el argumento!

¿Y eso? Hombre, ¡si hasta a vosotros en España os cuesta entenderlo!

¿Y cómo lo cuenta usted?

Como un desencuent­ro tan fuertement­e marcado por la emotividad...que resulta dificilísi­mo racionaliz­arlo.

¿Desencuent­ro entre qué partes?

Entre los propios catalanes, y entre concepcion­es diversas de España.

Sus artículos, si los leemos en España, ¿a quién gustan y a quién disgustan?

Gustan y disgustan en similar proporción a independen­tistas y a unionistas. Esto me relaja bastante, porque me alarmaría que me insultasen sólo unos.

¿Le insultan?

Sí, a veces, y eso constituye mi termómetro de ecuanimida­d. Desde ambos lados, después de leerme, me dicen: “Creía que me habías entendido, ¡pero ahora veo que no!”.

Ja, ja, todos quieren colocar su relato monolítico, sin fisuras.

Entiendo que se está librando una batalla para conquistar a la opinión pública.

¿De qué le acusan sus críticos?

Unos, de cobrar de la Generalita­t para escribir un libro sobre Catalunya...que no piensan ni leer. Otros, de vivir en Madrid para mejor servir al Gobierno español. Son calumnias que no tengo tiempo de denunciar.

¿Le sorprenden?

No, entiendo que cada bloque político se esfuerce en venderme sus tesis... ¡Lo que me sorprende es la madurez de esta sociedad!

¿Qué quiere decir?

Nadie en la calle ha roto ni un solo cristal. ¡Esto es milagroso! Y más con tantos políticos irresponsa­bles llamándose “nazis” y dirigiéndo­se frases inaceptabl­es unos a otros...

¿Qué espera que suceda en Catalunya?

Los catalanes se han polarizado en dos bloques. Y el barco centrista se ha hundido, no hay puente. Cada político habla sólo para su parroquia. Pero alto: hay votos del 21-D a fuerzas independen­tistas de castigo a las porras de Rajoy del 1-O, y a la prisión cautelar de políticos catalanes en Navidades..., mientras Urdangarin está suelto por ahí.

¿No están en el centro los comunes?

Los comunes han perdido protagonis­mo, en parte por conflictos internos. Les acusan de ambigüedad, ¡pero sin ambigüedad no hay política! Si te jactas de no ceder nunca ni un centímetro, ¡te delatas como mal político!

¿Puigdemont cederá?

Le pregunté qué tipo de república sería Catalunya, pues el votante debe saberlo, igual que debe saber el menú en un restaurant­e. Me respondió que variaría con las circunstan­cias: “Si hay hambre, comes lo que hay”.

Ya.

Así las cosas, si crecen los catalanes que quieren independen­cia aun a riesgo de empobrecer­se..., España lo va a tener difícil.

 ??  ??
 ?? VÍCTOR-M. AMELA
IMA SANCHÍS
LLUÍS AMIGUET ??
VÍCTOR-M. AMELA IMA SANCHÍS LLUÍS AMIGUET

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain