Víctor Medem
Palau, Liceu y Auditori programan juntos el Barcelona Obertura Spring Festival
DIRECTOR DE BARCELONA OBERTURA
El coordinador de Barcelona Obertura, la iniciativa que promueve Barcelona Global para situar la ciudad en el mundo de la música clásica, ha logrado que Liceu, Palau y L’Auditori programen juntos un festival de primavera de primer nivel.
Barcelona comienza a tener una clara posibilidad de situarse entre las capitales europeas de la música clásica. Las principales instituciones de la ciudad, esto es, el Gran Teatre del Liceu, el Palau de la Música y L’Auditori, con la colaboración del ciclo Ibercamera, se han puesto de acuerdo a través de Barcelona Obertura –la oficina que impulsó hace tres años Barcelona Glogal–, para por primera vez ofrecer conjuntamente una programación de primer nivel que durante dos semanas haga brillar la ciudad, atraiga a melómanos de todo el mundo y la sitúe en el mapa mundial de la clásica. Es el Barcelona Obertura Spring Festival. Comenzará en el 2019 y tendrá lugar la primera quincena de marzo, un mes en que en el resto de Europa no hay citas relevantes en el terreno de la clásica y la ópera.
El director de Barcelona Obertura, Víctor Medem, y su presidente, Ramon Agenjo (de Damm), lo presentaron ayer junto al CEO de Barcelona Global, Mateu Hernández y los responsables de las salas implicadas. La insólita iniciativa tiene una dirección artística colegiada, informaron, y cuenta con el apoyo municipal. El Ayuntamiento de Barcelona aporta 300.000 euros para la promoción, si bien el presupuesto artístico de los 15 conciertos (1,4 millones de euros) va incluido en los presupuestos de cada sala.
“Cuando dimos a conocer Barcelona Obertura y su temporada diseñada a partir de las programaciones de cada sala, ya logramos que la prensa europea nos comparara con grandes capitales de la clásica –comentó Hernández–. Ahora hemos ido a Japón, China y Corea, donde adoran Barcelona, pero donde los turoperadores ignoraban que esta fuera una ciudad de clásica. El relato sobre la historia de la música en la ciudad, su tradición, les ha fascinado. ‘¿Cómo es que no nos lo había explicado nadie?’, nos preguntan. Una ciudad que además tiene su arquitectura y sus museos, pero también sus restaurantes con estrellas Michelin, su posibilidad de ir a un buen partido de fútbol, y un clima que te garantiza que no vas a tener que salir con trineo del concierto...”.
“Ven que sus clientes requieren de mayor variedad de oferta, y nos dicen que lo que les proponemos es justo lo que necesitaban para seguir hablando y entusiasmando con Barcelona, lo justo para traer otros públicos”, añade Víctor Medem.
El Ayuntamiento no acudió ayer, por cuestiones de agenda, a la presentación del festival, pero cabe suponer que sus representantes lo están celebrando, pues es un gran activo en favor de ese turismo cultural de calidad que tanto necesita la capital. Hablamos de gente de alto nivel formativo (de entre 45 y 75 años) procedente de Alemania, Suiza, Austria, Inglaterra, Francia, China, Japón, Corea y EE.UU.
En esta primera edición del festival se podrá escuchar a la Orquesta del Mariinsky con Valery Gergiev al frente, como viene sucediendo cada año gracias a Ibercamera, pero esta vez su solista será nada menos que Daniil Trifonov. Además el Palau ha logrado que el maestro ruso colabore con el Orfeó Catalá, y en un segundo concierto harán la cantata Alexander Nevsky que Prokofiev compuso para el film de Eisenstein.
El festival no quiere simplemente lucir estrellas, sino que vengan con programas que de otro modo sólo harían en un Wigmore Hall de Londres, por poner un ejemplo. El barítono alemán Matthias Goerne abrirá el festival durante tres días, con los tres ciclos de Schubert. Al piano, nada menos que Leif-Ove Ansdnes.
Son sólo dos avanzadillas –el debut en Barcelona de Ken Nagano al frente de la OBC sería otra– de lo que quiere ser una batería de delicatessen. El Liceu, por ejemplo, hace
“Los turoperadores dicen que es justo lo que necesitaban para seguir hablando de la ciudad”, dice Víctor Medem
coincidir en estas fechas un Hamlet muy francés, el de Ambroise Thomas, en versión concierto; tendrá una función de la Rodelinda de Händel que coproduce junto al Real, y aprovechará que Irene Théorin estará ensayando una ópera para que dé un recital.
“Desde los sesenta Barcelona no contaba con un festival de clásica de la ciudad, y este está liderado por las principales instituciones, no es algo que programe un promotor. Esto es extraordinario. Y además quiere llegar a todos los barrios y distritos, usando infraestructuras como el Conservatorio del Liceu, centros cívicos, etcétera, y con músicos que serán seleccionados por las propias salas a través de una convocatoria abierta. Es importante que la gente vea que la clásica es un motor de ciudad”, concluyó Medem.