Moreno liquida a Correa, que no podrá volver al poder
El presidente gana la consulta contra su mentor, apoyado por el 36%
La política latinoamericana es una montaña rusa y nunca puede asegurarse tajantemente que un mandatario defenestrado no resurgirá de sus cenizas. Sin embargo, el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, acaba de asestar un golpe a su mentor, el exmandatario Rafael Correa, que podría representar el fin de su carrera política. Sin embargo, el referéndum múltiple del domingo, que ganó el Gobierno, evidencia que el correísmo tiene el apoyo de un tercio de la población (36%).
El sí se impuso claramente en las siete preguntas planteadas por Moreno, superando en casi todas los dos tercios, aunque ese porcentaje bajó ligeramente en las tres cuestiones en que Correa hizo especial campaña por el no, donde se pudo medir el apoyo al expresidente. No obstante, la primera consecuencia de la derrota es que Correa no podrá volver a postularse a la presidencia pues la principal pregunta del plebiscito sirvió para derogar la reelección indefinida de cargos públicos (64%), introducida en la Constitución en el 2015. De esta manera, el acceso al palacio de Carondelet queda reducido a un máximo de dos mandatos, consecutivos o no, y Correa ya lo ocupó en tres periodos, entre el 2007 y el 2017.
Además, con el 63% de los votos, el sí se impuso también en las otras dos cuestiones que contaban con la oposición a ultranza de Correa. Por una parte, se aprobó reestructurar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), organismo constitucional cuyos miembros aún responden políticamente al exmandatario y constituyen un contrapoder a Moreno en su administración. Por otro lado, con el mismo porcentaje fue derogada la llamada “ley de plusvalía”, norma de Correa que provocó protestas en los últimos meses de su Gobierno.
Con un 82% de participación, de las otras cuatro preguntas, la que más consenso concitó, con casi el 74%, fue la inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos para políticos condenados por corrupción. Con porcentaje similar, aunque unas décimas menos, fue aprobada la no prescripción de los delitos sexuales contra menores. La prohibición de la minería en áreas protegidas se impuso con casi el 69%. Y la reducción de la explotación petrolera del parque nacional Yasuní logró el 67%.
Mientras que Moreno sacaba pecho la madrugada de ayer tuiteando que “los políticos que ansiaban eternizarse no volverán nunca más”, Correa daba una entrevista a Telesur tildando de “mediocre” a su delfín, lamentando que en “Ecuador no haya Estado de derecho” y denunciando un “golpe de Estado”. Soberbio y combativo, el expresidente no se dio por derrotado y aseguró que el 36% era un “triunfo”.
“Lo único que les une es el odio hacia Correa”, añadió el exmandatario, consciente de que el amplio apoyo a las cuestiones plebiscitadas no es un aval directo a Moreno, pues el sí era defendido por el Gobierno progresista y prácticamente todo el arco opositor, tanto de derecha como de izquierda. Todos contra Correa. En este sentido, y aunque el impulsor de la Revolución Ciudadana ha perdido el control sobre el movimiento que fundó, Alianza País, dirigido ahora por Moreno, y no podrá postularse a los comicios del 2021, no es descartable que el correísmo llegue a esa contienda con un candidato que pueda volver a hacer oscilar el péndulo y rehabilitar a Correa.
Pero esa opción también parece haber sido contemplada por Moreno al diseñar las preguntas del referéndum. La inhabilitación perpetua por corrupción aprobada el domingo podría ser un reaseguro contra Correa y el correísmo. Aunque no está procesado en ninguna causa, recaen sobre él sospechas y denuncias que hasta ahora ha podido esquivar gracias en parte al control que sobre el poder judicial ejerce el CPCCS. De hecho, ayer mismo Correa, entre altercados callejeros, compareció como testigo ante la fiscalía de Guayaquil, que investiga la posible corrupción en la venta de crudo a la petrolera estatal china, Petrochina, durante su gobierno.
El expresidente de Ecuador acusa al Gobierno de su sucesor de perpetrar un “golpe de Estado”