El cartílago reparador
El instituto forense impulsa nuevos trasplantes con la donación de tejidos
Cinco operaciones, con sus respectivas largas recuperaciones y la pérdida de un curso escolar volvían a situar a la joven Georgina en el mismo punto de salida: el dolor y la falta de funcionalidad de su pierna. Después de la sexta cirugía, realizada el pasado mes de diciembre, gracias al injerto de cartílago de un donante, volverá a bailar las coreografías de pop coreano que tanto le gustan. Su pierna izquierda vuelve a doblarse con facilidad y, aunque aún cojea un poco, ha superado lo más importante, el dolor que le ha acompañado los últimos cinco años.
Esta operación ha sido posible gracias a la donación de un joven al que hubo que practicar una autopsia en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Catalunya, que desde el pasado verano dispone de un nuevo quirófano habilitado para extraer en condiciones óptimas órganos y tejidos. Desde entonces, 40 familias autorizaron la donación de un ser querido. El centro es pionero de España y uno de los únicos de Europa en suministrar tejido para uso clínico, una actividad corriente en Estados Unidos.
El instituto ya extraía córneas desde el 2015 con notable éxito, pues ha logrado recuperar la vista a 600 pacientes, cifra que lo convierte en el tercer centro de donación tras el hospital de Vall d’Hebron y el Clínic. Ahora entra en la segunda fase del programa de donación, gracias al acuerdo con el Banco de Sangre y Tejidos (BST), y que incluye extracciones de tejidos cutáneo, osteotendinoso y vascular.
El instituto forense realizó en el año 2017 unas 2.600 autopsias sólo de la provincia de Barcelona y calcula que entre el 15% y el 20% de los cuerpos están en buenas condiciones de dar tejidos (por su edad, desgaste y características judiciales). “En general, eran personas con buena salud, fallecidos en accidentes o por causa natural y con una edad 10 años menor que el donante medio de hospital”, explica Patricia Gomà, secretaria de Relaciones con la Administración de Justicia, quien recordó al exconseller Carles Mundó como impulsor de este programa. “No somos conscientes de que la donación de determinados tejidos dan una gran calidad de vida a otras personas”, añade.
A diferencia de la donación de órganos como el corazón, el hígado o los riñones, la de tejidos es muy desconocida. Un donante de órganos llega a siete receptores mientras que uno de tejidos puede ayudar a más de cien personas que actualmente tienen una deficiente calidad de vida –como la tenía Georgina– o se encuentran en lista de espera, especialmente en el caso de válvulas cardíacas y corneas. Sin embargo, su utilidad es muy alta. Quemados, neonatos con problemas cardiacos; enfermos que requieren arterias, prótesis de cadera y rodilla; pacientes con tumores óseos, fracturas por osteoporosis; accidentados que necesitan reconstrucción de ligamentos y meniscos; o individuos con lesiones agudas de cartílagos.
Precisamente el cartílago es una materia especial, que debe injertarse mientras está vivo. El resto de tejidos puede conservarse un tiempo a baja temperatura. “Si congelamos el cartílago, se mueren las células, lo que explica que sea tan escaso y nos obliga ahora a una logística muy rápida”, indica el cirujano traumatólogo Pablo Gelber del hospital de Sant Pau, que el año pasado trasplantó a siete pacientes de este tejido elástico gracias a las extracciones del instituto forense y confía convertirse en centro de referencia nacional. De momento, esa logística es “muy casera” y el cirujano es avisado a cualquier hora del día o de la noche de una posible donación, por lo que activa de inmediato al centro sanitario y al receptor potencial, muchos de los cuales son jóvenes accidentados en moto que han perdido hueso y a los que ahora sólo se les puede proporcionar la opción de la prótesis.
Esteve Trias, director del Banco de Sangre y Tejidos, relata que en el momento en el que los servicios de emergencias notifican una defunción se pone en marcha el proceso de donación, contactando con la familia para que otorgue su consenti-
Las extracciones son de piel, córneas, huesos, tendones, cartílagos, arterias y válvulas cardiacas
miento. “No siempre es fácil pues deben tomar una decisión mientras están aceptando la muerte de su ser querido”, subraya. Después de la aprobación familiar y la judicial, los forenses analizan el cadáver y descartan riesgos e infecciones, tras lo que se procede a la extracción del tejido en condiciones estériles. El BST desinfecta el material y lo conserva en condiciones óptimas hasta que es trasladado al hospital en una nevera portátil. Los tejidos pueden extraerse hasta 24 horas después del momento del fallecimiento e injertarse días después.
Georgina tenía osteocondritis disecante, una enfermedad que afecta a menores en fase de crecimiento y que provoca inflamación y necrosis en los cartílagos. Su lesión medía 40 milímetros y era bastante invalidante. La buena noticia es que el tejido está restaurándose. A un mes de la operación, Georgina camina sin ayuda, no siente dolor y confía en bailar pronto con sus amigas.