Donantes más mayores e inmigrantes más generosos
Catalunya batió en el 2017 otro récord con 1.100 trasplantes
Catalunya y el resto de España siguen siendo referentes internacionales cuando se habla de donaciones de órganos y generosidad. Un campo en el que ganan por goleada, con casi cincuenta donantes por millón de habitantes, cuando la media europea es de 21,5 y en Estados Unidos no llegan a 31.
A esta realidad hay que sumar dos nuevas tendencias que de buen seguro ayudarán a mejorar aún más esos resultados. La edad media de los donantes ha aumentado en los últimos años, tal y como constata la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y los inmigrantes residentes en España son cada día más generosos y conscientes de los beneficios del sistema de donación. Lo que se traduce en un incremento del número de órganos susceptibles de ser trasplantados.
La edad media de los donantes cadáver en Catalunya ha aumentado de 51,7 del 2000 a los casi 62 años en la actualidad. Y también aumentan, en la misma proporción, según datos de la Organización Catalana de Trasplantes (Ocatt), el número de personas de más de setenta años sometidas a operaciones de extracciones de órganos, tanto en vida como una vez fallecidos. En los últimos años estos casos, de donantes que podrían denominarse “de la tercera edad”, suman más de un centenar de intervenciones por ejercicio. Los casos con pacientes de más de ochenta o noventa años no son tan numerosos, pero sí “más frecuentes que hace unos años atrás”, revela una portavoz de la ONT. Lo que coincide, a la par, con un incremento de edad constatado también entre los receptores.
En lo que respecta a los extranjeros residentes en España, esos inmigrantes que entran en la cadena de los trasplantes suponen ya el ocho por ciento de los donantes. Una cifra que desde la ONT se califica como muy esperanzadora, pues lo más difícil entre ese colectivo tan dispar es superar las barreras religiosas y culturales. El crecimiento de la cartera de extranjeros es constante en los últimos años y la mayoría tienen su origen en la Europa Occidental, seguidos de los procedentes de Latinoamérica, Europa del Este, Asia y África.
La ONT ha constatado, asimismo, que el porcentaje de negativas de parientes de un fallecido a la donación de sus órganos es inferior en España, entre el colectivo inmigrante, que el registrado en sus países de origen. Otra muestra de que la generosidad en este asunto de la que pueden presumir Catalunya y España se está contagiando también entre esos ciudadanos llegados de fuera.
En este campo, el de conseguir las autorizaciones de familiares de potenciales donantes una vez esas personas han fallecido, se ha avanzado también mucho. En la actualidad las negativas a esa intervención con cadáveres no llegan al 15% de los casos planteados.
Ante esta realidad no debe de extrañar que Catalunya siga batiendo récords en donaciones de órganos. El año pasado se realizaron en esta comunidad un total de 1.106 trasplantes. La cifra de donantes vivos y fallecidos se acercó por primera vez (471) al medio millar. En el caso de donantes cadáveres (333) el incremento fue de un 5,7% respecto a las cifras del 2016. La tasa de trasplantes realizados (146,5 por millón de habitantes) es una de las más elevadas del mundo.
En Catalunya los trasplantes que más aumentaron el pasado año (un 10,2%) fueron los renales. Son además los más numerosos. En el 2017 se practicaron 780 intervenciones de riñón, 160 hepáticas, 89 pulmonares, 60 cardiacas y 17 de pancreas. Del millar largo de trasplantes realizados en Catalunya, 36 fueron practicados a menores de edad.
Más del 50% de los donantes cadáveres murieron por un accidente cerebro-vascular, un 30% por falta de oxígeno en tejidos y un 10% por traumatismo craneoencefálico. Por contra, las donaciones propiciadas por accidentes de tráfico no llegaron al cuatro por ciento. Durante años esos siniestros fueron los grandes proveedores de órganos. Ahora esta tendencia se ha invertido y las donaciones más numerosas se hacen por pacientes que mueren en los hospitales.
La mitad de las personas que ceden sus órganos lo hacen con más de 62 años
Baja hasta el 14% el número de familiares de un fallecido que se niegan a una donación