La Vanguardia

Los últimos románticos

El Queen’s Park de Glasgow, club amateur de tercera división, nació antes que el Rangers y el Celtic. Y es el dueño del estadio nacional

- Rafael Ramos

Si el Camp Nou puede ofrecer un aspecto desolador con 50.000 espectador­es una templada noche barcelones­a de Copa contra el Valencia, imagínense Hampden Park de Glasgow una tarde invernal de sábado, a cero grados y con una lluvia gélida que cala hasta los huesos, con el Ayr, el Raith Rovers o el East Fife de visitantes. Porque en el estadio, que fue el más grande del mundo hasta la construcci­ón de Maracaná en Río de Janeiro en 1950 y ha llegado a arracimar a 120.000 personas, la selección escocesa no es el dueño sino un simple inquilino que paga alquiler. El propietari­o es el Queen’s Park.

El Queen’s Park es el club más antiguo del país y el único amateur que compite en las cuatro divisiones profesiona­les. Está cargado de historia, fue el inventor de muchas de las reglas del fútbol moderno a finales del siglo XIX cuando el deporte era un híbrido entre el balompié y el rugby (se le atribuyen la incorporac­ión del larguero a las porterías, los libres directos e indirectos y el concepto del descanso al cabo de 45 minutos), y se considera a sí mismo un precursor del tiqui taca cuando los vecinos ingleses se dedicaban a pegar patadas al buen tuntún. Sir Alex Ferguson comenzó en sus filas. Nadie le puede negar su acervo, pero hoy por hoy es el último de la tercera división. Y aunque sus hinchas tienen fama de entusiasta­s, sólo unos pocos centenares (con suerte mil o mil doscientos) acuden a Hampden para verlo perder contra el Alloa o el Arbroath. En el campo caben más de cincuenta mil, así que la inmensa mayoría de los asientos quedan vacíos. Las masas, a esa misma hora, están en Ibrox con el Rangers, o en el Celtic Park, o en los estadios del Partick Thistle o el Saint Mirren. Los spiders (arañas) son una especie de anacronism­o.

“Esta noche a las ocho en punto un grupo de caballeros se reunió en el número 3 de Eglinton Terrace con el propósito de formar un equipo de fútbol”, dice un documento en el museo de Hampden Park. Así nació el 9 de julio de 1867 el Queen’s Park cuando tan sólo en Inglaterra existía un puñado de equipos y se jugaba con un balón ovalado. Pero el nuevo deporte, aún antes de que existiera una competició­n oficial, cuajó con tanta fuerza que más de diez mil aficionado­s acudían a partidos amistosos.

El Queen’s Park, a pesar de ser escocés, es uno de los miembros fundadores de la federación inglesa de fútbol, y jugó como invitado en varias ediciones de la Copa de Inglaterra, siendo derrotado en dos finales por el Blackburn Rovers. Su lema es Laudere causa Ludendi (en latín, jugar por el placer de jugar), y nunca en su siglo y medio de existencia ha abandonado el amateurism­o. Aunque hoy en día, por considerac­iones legales, tiene que ofrecer a algunos jugadores que proceden de equipos profesiona­les contratos con el sueldo simbólico de una libra (poco más de un euro) a la semana.

¿Cómo un equipo tan pequeño puede ser el propietari­o del segundo estadio más grande de Escocia, después de Celtic Park?, se preguntará­n ustedes. La respuesta está en el último cuarto del siglo XIX, cuando el Queen’s Park ganó las diez copas que tiene en sus vitrinas, la última de las cuales se remonta a 1893 (entonces era el torneo más importante, ya que no había una liga como la actual). Era el club más popular de Glasgow con diferencia, y necesitaba por tanto el estadio con más capacidad. El Hampden Park original fue construido en 1903, y el actual campo, en el barrio de Mount Florida, es el tercero que lleva ese nombre, con un peculiar diseño arquitectó­nico, muy profundo y parecido a algunos de la Europa del Este, propio de cuando la mayoría de localidade­s eran de pie. En él juega la selección nacional, y se disputan las semifinale­s y finales coperas. A cambio, sus propietari­os perciben un millón de euros anuales, de los que se quedan limpios unos 350.000 y el resto se dedica a gastos de mantenimie­nto.

El contrato con la Football Associatio­n of Scotland vence en el 2020, y los arrendatar­ios se plantean la posibilida­d de abandonar el mítico Hampden, escenario de Eurocopas y finales de Champions, y que Escocia rote sus partidos entre Murrayfiel­d (estadio de rugby) Ibrox, el Celtic Park, el Dens Park de Aberdeen y Easter Road (Edimburgo), a fin de ahorrar dinero. Las considerac­iones financiera­s lo recomienda­n, según un informe, pero las sociales y políticas no tanto, en una ciudad conflictiv­a con numerosas barreras tribales, dividida entre católicos y protestant­es, nacionalis­tas y unionistas. Al Queen’s Park, una hermosa reliquia del pasado que vive del romanticis­mo y está por encima de todo eso, sencillame­nte lo mataría.

Fundado en 1867, se le atribuye la incorporac­ión al fútbol del larguero, las faltas y la media parte

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IAN CAIRNS / QUEEN'S PARK FC Alex Ferguson, que jugó en el Queens’ Park (1957-1960), con la camiseta del club escocés
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