La CUP premia a Messi
El título de esta columna es llamativo y falso, dos de las características más comunes en la opinión publicada actual
Hace décadas, cuando empezaba a escribir columnas, me percaté que el Museu Diocesà de Tarragona compartía siglas (MDT) con el Moviment de Defensa de la Terra, una de las formaciones originarias que desembocaron en la creación de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP). Desde entonces sigo con interés las homografías de los acrónimos, algunas por puro azar y otras buscadas por sus creadores. En el caso que nos ocupa conviven las dos variantes. El título de esta columna es llamativo y falso, dos de las características más comunes en la opinión publicada actual. Llamativo por la aparente contraposición de elementos: los anticapitalistas y el mejor jugador de fútbol de la historia. Falso, porque no es la CUP sino la ACUP ni tampoco es Leo Messi sino MESSI. Voy a aclararlo antes de ser imputado por delito de odio. La ACUP es el acrónimo de la Associació Catalana d’Universitats Públiques. Entiendo que son las siglas de un nombre lógico (Rajoy tal vez lo llamaría normal), igual como el Museu Diocesà de Tarragona daba MDT. Hay que ser muy conspiranoico para sospechar de él. En cambio, no podemos decir lo mismo de MESSI, acónimo de un proyecto bautizado con el nombre de Menjadors Ecològics Sostenibles, Solidaris i Innovadors. El acrónimo cuadra con el apellido del gran Leo, pero resulta imposible no ver en él una intencionalidad clara que busca visibilidad para un proyecto destinado a los más desfavorecidos apelando a uno de los iconos mundiales que más negocio genera. La busca y la consigue. Esta columna es una modesta prueba de ello.
La ACUP recoge cada año en su portal de buenas prácticas una selección de acciones destacadas en el ámbito de la innovación docente. Una de estas acciones es el proyecto MESSI, impulsado por el Institut de Ciències de l’Educació Josep Pallach de la Universitat de Girona. Igual que Messi domina todas las facetas del juego desde cualquier rincón de un campo de fútbol, los alumnos que participan en el proyecto MESSI cubren diversos aspectos del conocimiento porque provienen de cuatro grados diferentes de la UdG: Ingeniería Agroalimentaria, Ingeniería Industrial, Medicina y Psicología. En un vivo ejemplo de ese reclamado trabalenguas llamado interdisciplinariedad, los estudiantes han elaborado una propuesta de gestión de un comedor escolar pensado para centros educativos de la Vall d’Aro, en el Baix Empordà. La coordinadora de la iniciativa, la profesora Mònica González, se felicita de la motivación que el proyecto representa para los estudiantes y destaca la importancia de “plantear proyectos a los estudiantes que den respuesta al mundo real”. Mientras miro el material del proyecto y releo su nombre (Menjadors Ecològics Sostenibles, Solidaris i Innovadors) pienso en la dificultad extrema de imaginar ningún proyecto, solidario o no, que tome por siglas el nombre de Cristiano Ronaldo.