Beniamin Netanyahu
La policía pide al fiscal que impute al primer ministro por aceptar sobornos
PRIMER MINISTRO ISRAELÍ
Las sospechas por corrupción que pesan sobre Beniamin Netanyahu subieron ayer un peldaño. Tras meses de investigaciones, la policía recomendó a la fiscalía que impute al primer ministro por recibir regalos a cambio de favores.
El drama político y legal en Israel en torno a las investigaciones policiales al primer ministro Beniamin Netanyahu llegó ayer a su punto máximo cuando la policía recomendó a la Fiscalía que impute al líder israelí por corrupción en dos casos.
Tras meses de investigaciones que incluyeron numerosas horas de interrogatorio al líder de la derecha, que lleva en el poder nueve años consecutivos, la policía anunció que, según el llamado caso 1.000, Netanyahu recibió regalos por valor de unos 250.000 euros, especialmente del empresario Arnon Milchan, productor ejecutivo de cine y antiguo miembro de la inteligencia israelí. Según la acusación, Netanyahu y su esposa Sara recibieron de forma regular puros, champán y otros regalos a cambio de llevar una ley al Parlamento que daría todo tipo de beneficios económicos al empresario.
Ayer se supo que uno de los principales testigos en este caso es el líder centrista y exministro de Finanzas Yair Lapid.
La policía acusó también al primer ministro de corrupción por negociar con Noni Moses, el dueño
El mandatario habría aceptado regalos de un productor de cine y un editor de prensa a cambio de favores
del principal diario israelí, Yediot Aharonot, una cobertura más favorable a cambio de reducir los ejemplares gratuitos del diario Israel Hayom, considerado un portavoz del primer ministro.
A Israel Hayom lo financiaba el magnate norteamericano Sheldon Adelson, que durante años apoyó económicamente a Netanyahu y convirtió a este rotativo en el diario de mayor difusión.
El primer ministro anuló ayer su agenda y se pasó el día reunido con sus abogados. Netanyahu, rodeado de banderas de Israel y visiblemente afectado, se puso ante las cámaras de la televisión para acusar a la policía de perseguirlo sin fundamento durante años para intentar derribarlo.
“Desde que fui elegido, prácticamente no ha habido un día en el que no me hayan atacado a mí, a mi
esposa y a mis hijos, y eso me duele porque les quiero mucho. Quince investigaciones se han iniciado hasta hoy para apartarme del poder, pero créanme: yo no trabajo para recibir puros o algún tipo de cobertura periodística, sino para ustedes, los ciudadanos de Israel”. Y añadió: “Más de la mitad de las recomendaciones de la policía de presentar cargos contra ciudadanos terminan sin ningún tipo de resultado”.
Netanyahu recordó su pasado en el ejército, en la unidad especial de Sayeret Matkal, y su participación en el rescate de rehenes cuando cuatro terroristas palestinos secuestraron el avión de la compañía Sabena en 1972 que volaba de Viena a Tel Aviv. Netanyahu, al mando del ex primer ministro Ehud Barak y disfrazado de mecánico, liberó a los 96 pasajeros secuestrados en Entebbe.
El primer ministro no pretende dimitir y su mandato termina en noviembre del 2019. “Continuaremos transformando Israel en una fuerza mundial”, prometió.
Los líderes de la oposición laborista, encabezados por Avi Gabbay y por Shelly Yajimovich, expresaron desde el Parlamento su estupefacción por el atrevimiento del primer ministro, que “deslegitima a la policía y a las instituciones legales” y que “escupe en la cara a los ciudadanos de Israel”, afirmando que la policía se equivoca rotundamente.
“Netanyahu tiene que irse a casa”, declararon ambos, recordando que el anterior primer ministro, el centrista Ehud Olmert, dimitió inmediatamente cuando fue acusado en un caso de corrupción por valor de unos 14.000 euros, mucho antes de oír la sentencia en su juicio. Su socio en la coalición, Ehud Barak, provocó la caída del Gobierno. Olmert pasó 17 meses en la cárcel y ha sido recientemente liberado.
La clave ahora podría estar en manos del actual ministro de Finanzas y dirigente centrista Moshe Kahlon, líder del partido Kulanu y ex miembro del Likud, que en el pasado declaró que si hubiese acusación de corrupción abandonaría el gobierno, provocando elecciones anticipadas. Anoche Kahlon mantuvo máximo silencio, quizás a la espera de ver la reacción de la opinión pública.
En conversaciones privadas, un alto cargo de la policía declaró a La Vanguardia que los casos contra Netanyahu son “de hormigón” y que el primer ministro puede acabar en la cárcel. El proceso judicial, sin embargo, puede ser muy largo. Los analistas políticos no descartan que Netanyahu adelante las elecciones a principios del 2019, intentando reanudar su mandato y enfrentarse así, respaldado por la opinión pública, al proceso que le espera.
El veterano analista de la televisión pública Janan Kristal manifestó a este diario que un millón de votantes de Netanyahu y del Likud en las últimas elecciones están preocupados y podrían cambiar de voto. “El sábado pasado –dijo–, Netanyahu dirigió desde el Ministerio de Defensa una gravísima crisis con Irán, desencadenada por el lanzamiento de un dron desde Siria que provocó bombardeos de la fuerza aérea israelí y disparos de baterías antiaéreas sirias, así como el intercambio de amenazas entre Jerusalén y Teherán. Ahora, con la palabra corrupción vinculada a él, en cualquier crisis futura las dudas sobre la legitimidad de Netanyahu como líder volverán a aflorar”.
La suerte del primer ministro depende de que sus socios de Gobierno no rompan la coalición