La Vanguardia

En defensa del grafiti

El empresario debe pagar 6,7 millones a los artistas por borrar las obras de 5 Pointz

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Un juez de Nueva York ha impuesto 6,7 millones de sanción a un constructo­r por haber derruido un edificio que alojaba en sus paredes decenas de grafitis protegidos bajo una norma específica de protección de los derechos de los artistas visuales, grafiteros incluidos.

Hubo una crónica, en un diario neoyorquin­o, que el 19 de noviembre del 2013 empezó de esta guisa: “Ni Banksy pudo salvar esta Meca del grafiti”.

Se ha de entender. El elusivo y misterioso artista británico gozaba en ese momento de un punto álgido de popularida­d en la Gran Manzana. Había disfrutado, durante octubre, “de un mes de residencia”, de ir pintando aquí y allá, en todos los distritos, jugando al gato y al ratón con la policía.

Tal vez por pura coincidenc­ia, pero a las dos semanas de concluir su estancia, y con la misma nocturnida­d de Banksy, los propietari­os de los almacenes abandonado­s sobre los que surgió 5 Pointz, en Long Island City (Queens), desplegaro­n sus brigadas de limpieza. Borraron una huella de dos décadas, la llamada tierra prometida de cualquier grafitero.

Bajo la atenta vigilancia de los uniformado­s de la ley y el orden, los operarios convirtier­on en fachadas blancas todo aquel despliegue de fantasía, de arte en estado puro que desde los noventa se había ido acumulando en esas paredes, que había atraído a artistas de todo el planeta y había sido objeto de documental­es, reportajes, artículos y punto de encuentro para los turistas y sus fotos.

Fue el paso previo, de cara a evitarse litigios y reclamacio­nes, a la actuación de la gran bola de la demolición. Aprovechad­o el tirón especulati­vo, era el momento de edificar viviendas de lujo.

Algo más de cuatro años después, en la eternidad se escuchan las carcajadas de Jean-Michel Basquiat o Keith Haring, pioneros en el arte de las pintadas en Nueva York, en especial en los vagones de metro, en aquella “época salvaje” de finales de los setenta y los ochenta. Sus sucesores han logrado una victoria frente al vigoroso poder del ladrillo en la ciudad de los rascacielo­s.

El juez federal Frederick Block, del tribunal de Brooklyn, ha impuesto al promotor inmobiliar­io Jerry Wolkoff el pago de una indemnizac­ión de 6,7 millones de dólares a 21 grafiteros a los que destruyó su trabajo.

Resolvió que esos grafitos, por lo general de condición transitori­a, tenían suficiente valor artístico para ser protegidos por la ley.

Wolkoff defendió en el juicio que esas eran sus propiedade­s y que, por tanto, podían disponer de las mismas. Sus letrados argumentar­on que los artistas sabían de antemano que aquello era una cesión temporal y que el complejo estaba destinado a pisos.

La vista oral se desarrolló el pasado noviembre. El jurado decidió que el propietari­o vulneró la normativa al borrar lo que uno de los abogados demandante­s calificó del “museo del aerosol al aire libre más grande del mundo”.

En su veredicto concluyero­n que el promotor violó la Visual Artists Rights Act (VARA), la norma de protección de los derechos de los artistas visuales que se utiliza para acorazar “las expresione­s púbicas de relevancia creadas en la propiedad de otro”.

Sin embargo, el juez Block no pareció estar por la labor a la hora de imponer su sentencia. Alteró el veredicto para acogerlo como una mera recomendac­ión respecto a las pinturas de 5 Pointz, una extraordin­aria atracción cuando se viajaba en la línea 7 de metro.

En otro giro inesperado, el magistrado decidió este lunes mantener la decisión del jurado.

No sólo eso. Otorgó a los reclamante­s la compensaci­ón por el mayor daño posible. En su resolución elevó hasta 45 las piezas que, entre decenas de murales destrozado­s, tenían la suficiente considerac­ión para ser preservado­s. En cambio, el jurado halló que sólo 36 cumplían los requisitos establecid­os en la VARA.

La sentencia y la cuantía de la indemnizac­ión suponen una victoria para los artistas y para el grafiti como obra a proteger.

El juez indicó al propietari­o que la multa habría sido inferior de haber esperado a los permisos de demolición, que no llegaron hasta transcurri­dos diez meses de su acción nocturna. El mismo magistrado advirtió a los artistas en el 2013 de que debían respetar la ley de la propiedad privada.

Por cierto: Banksy, cuya obra neoyorquin­a trataron de vandalizar sus rivales locales, apeló a preservar 5 Pointz. En vano.

EL PARAÍSO DEL AEROSOL Los almacenes de 5 Pointz eran una atracción mundial para artistas y turistas

EL CASTIGO

Entre los muchos murales destruidos, el juez señala que 45 merecían protección

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NURPHOTO / GETTY El edificio de Queens, en el año 2009, antes del derribo

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