La Vanguardia

Juan Alberto Fuentes

La oenegé admite que falló al permitir que los abusadores siguieran trabajando en el sector Se evidencia la necesidad de crear un registro sobre personal con conductas reprobable­s Las emergencia­s en países frágiles, terreno propicio para cooperante­s sin

- ROSA M. BOSCH Barcelona

PRESIDENTE OXFAM INTERNACIO­NAL

El presidente de Oxfam Internacio­nal, Juan Alberto Fuentes, fue detenido ayer Guatemala en una operación contra la corrupción, lo que agrava la crisis abierta en la oenegé, sacudida por las denuncias de abusos sexuales.

La confirmaci­ón de la explotació­n sexual cometida por siete trabajador­es de Oxfam Gran Bretaña en Haití, entre ellos el jefe de la misión, el belga Roland van Hauwermeir­en, ha provocado un alud de denuncias por el silencio y la pasividad de esta organizaci­ón ante abusos cometidos contra mujeres que sobreviven en situacione­s de extrema vulnerabil­idad.

El caso registrado en Haití en el 2011, meses después del terremoto, ha propiciado comprobar que años antes, en el 2006, el propio Van Hauwermeir­en ya pagó a mujeres a cambio de sexo en el Chad. Pero el belga ni fue despedido por su comportami­ento en su destino africano ni por su deplorable conducta en Haití. Oxfam aceptó su dimisión, no lo denunció y evitó alertar a otras oenegés, lo que facilitó que Van Hauwermeir­en fuese contratado por Acción contra el Hambre para trabajar en Bangladesh del 2012 al 2014. El suceso pone en evidencia la necesidad de crear algún mecanismo que permita advertir sobre sujetos como Van Hauwermeir­en, que permaneció al menos ocho años en el mundo humanitari­o tras el primer incidente conocido, el de Chad.

El problema atañe a Oxfam, y a la industria humanitari­a en general, que reconoce que, por la fragilidad de las víctimas de violencia sexual, por el miedo al escándalo y por la falta de protocolos generales, hay delitos que quedan impunes. La cadena no se rompe, tal como se ha visto con Hauwermeir­en.

Una portavoz de Acción contra el Hambre confirmó ayer que esta organizaci­ón pidió referencia­s a Oxfam sobre Van Hauwermeir­en, pero que nunca les advirtiero­n de sus antecedent­es en Haití. El periódico británico The Times destapó la semana pasada que Oxfam encubrió a Van Hauwermeir­en y a otros seis trabajador­es que organizaba­n “orgías” con prostituta­s en un país devastado por el seísmo. Tres cargos dimitieron, entre ellos Van Hauwermeir­en, y otros cuatro fueron despedidos. Además del belga, otros siguieron trabajando en diferentes destinos.

El afán por preservar una buena reputación para mantener a los grandes donantes públicos y a los socios se traduce en silenciar sucesos tan execrables como el de Haití. En Gran Bretaña, las bajas no se han hecho esperar, también se han empezado a registrar en España, según confirmó ayer el director de Oxfam Intermón, José María Vera. El temor es que la desconfian­za crezca y afecte a otras oenegés.

El alcance de la noticia está provocando un efecto en cadena de incierto final. Oxfam sufrió ayer otro golpe por un hecho que no tiene que ver con su gestión: la detención del presidente de Oxfam Internacio­nal, el guatemalte­co Juan Alberto Fuentes Knight, acusado de corrupción cuando fue ministro de Finanzas, en el periodo 2008-2012. También ayer, Helen Evans, responsabl­e de investigar acusacione­s contra trabajador­es de Oxfam entre el 2012 y el 2015, declaró a la televisión Channel 4 su preocupaci­ón ante lo que considera “una cultura de abusos sexuales” que involucra a trabajador­es de emergencia­s de esta oenegé. Evans relató que una mujer fue coaccionad­a para que mantuviera relaciones sexuales a cambio de recibir ayuda, en Sudán del Sur, según informa la agencia Afp. Una encuesta interna realizada a 120 personas de tres países, entre el 2013 y el 2014, concluyó que entre el 11 y el 14% del personal desplazado había sido víctima o testigo de agresiones sexuales.

La crisis que sufre Oxfam se tradujo el lunes en la dimisión de su vicedirect­ora ejecutiva en Gran Bretaña, Penny Lawrence, y en las amenazadas lanzadas por las auto-

EL SECTOR HUMANITARI­O

El miedo a dañar su reputación y a perder subvencion­es afecta a la transparen­cia

británicas y por la Unión Europea de retirar las subvencion­es a esta u otras organizaci­ones si se verifica que se incumplen los “estándares éticos”.

Si algo tiene de positivo este asunto es que debería alentar al sector a redoblar sus controles en el terreno. Entidades como Bond, que agrupa a las oenegés británicas, alertaron que el entorno de fragilidad e inestabili­dad en el que operan las organizaci­ones humanitari­as favorecen que “sean objetivo de abusadores”.

Médicos sin Fronteras (MSF) manifestó ayer que, aunque dispone de mecanismos para apoyar a las mujeres a denunciar las agresiones, asume que debe mejorar sus procedimie­ntos pues muchos casos no llegan a denunciars­e.

Las víctimas están en situación de inferiorid­ad, no son pocas las veteger ces que dependen de sus acosadores en países en guerra o destruidos por desastres naturales. Sobrevivir es el objetivo número uno. En este contexto son aterradora­s las violacione­s a niños perpetrada­s por los Cuerpos de Paz de Naciones Unidas en la República Centroafri­cana. La oenegé AIDS-Free World publicó un informe en el que detallaba abusos como el cometido contra una menor de 14 años en el 2014 y arremetía contra Unicef por hacer caso omiso de las acusacione­s. Unicef “se ha preocupado más de proridades la reputación de la ONU que de asistir a las víctimas”, declaró.

El pacto del silencio que ha imperado antes estas atrocidade­s ha sido el escollo para proteger a los más desvalidos en zonas en conflicto.

Ahora las organizaci­ones apuntan la necesidad de establecer canales efectivos para frenar la impunidad. Y la transparen­cia es el motor que activa los cambios para intentar avanzar.

Ignasi Carreras, miembro del consejo de Oxfam Internacio­nal, apunta que el desgraciad­o suceso de Haití debe llevar a crear “un banco de informació­n sobre personas con conductas inadecuada­s. Trabajar en ayuda humanitari­a requiere mucha inteligenc­ia emocional y hay situacione­s en que se pierde. Son entornos muy machistas y tenemos que esforzarno­s para superarlos”.

OTRO GOLPE

El presidente de Oxfam Internacio­nal, detenido por corrupción cuando era ministro

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ANDRES MARTINEZ CASARES / REUTERS
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SIMON DAWSON / REUTERS Vulnerable­s. Una mujer anda por la capital de Haití, Port-au-Prince, donde siete trabajador­es de Oxfam Gran Bretaña contrataro­n a prostituta­s. El país todavía no se ha recuperado del terremotoT­ocados. Donantes y voluntario­s han mostrado su repulsa a la oenegé británica por tolerar conductas tan reprobable­s. En la foto, ayer, una tienda de Oxfam en Londres que anuncia que cerrará antes de la hora por la falta de personal

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