Boicot total a Maduro
Antonio Ledezma, líder de la oposición venezolana, aboga por no ir a las elecciones
Venezuela no lo tiene nada bien, ni el régimen, ni la población, en este 2018 que ha empezado con mal pie. La semana pasada se rompió el diálogo entre el chavismo y la oposición, y el presidente Nicolás Maduro convocó para el 22 de abril unas elecciones presidenciales que no resolverán la crisis política ni servirán para atajar la debacle económica. Así opinan Antonio Ledezma, exalcalde de Caracas exiliado en España, y Carlos Malamud, investigador principal de América Latina en el Real Instituto Elcano. Ambos participaron ayer tarde en el memorial Xavier Batalla, un ciclo de diálogos sobre política internacional que preservan el recuerdo del que fue corresponsal diplomático de La Vanguardia y que ayer moderó Xavier Mas de Xaxàs, actual corresponsal diplomático de este diario.
Ledezma considera que no tiene sentido que la oposición participe en unas elecciones presidenciales que “son un esperpento”. Hacerlo “supondría lavarle la cara al régimen”. Malamud, sin embargo, opina que la oposición debería concurrir para no brindar un triunfo en bandeja a Maduro. “Si la oposición se retrae, da alas al régimen. ¿Qué va a ayudar más a resolver el problema, dejar que Maduro gane por goleada o demostrar que la oposición sigue en pie?” Ledezma entiende el dilema pero tiene muy claro que participar en unos comicios sin garantías, con los principales líderes de la oposición encarcelados o inhabilitados, sin que puedan participar los 2,5 millones de venezolanos en el exilio con derecho a voto, es hacerle el juego al régimen.
El exalcalde de Caracas, premio Sájarov de los derechos humanos del Parlamento Europeo, cree que Maduro no quiere negociar nada. “Nosotros estamos a favor de un diálogo verdadero y también de un gobierno de unidad nacional”, asegura mientras pone de ejemplo cohabitaciones a priori imposibles como la de Mandela y De Klerk en Sudáfrica, la de Aylwin y Pinochet en Chile, y la de Juan Carlos I y Santiago Carrillo en España.
Mientras Malamud considera que la solución a la crisis venezolana sólo se producirá dentro de Venezuela, Ledezma opina que es urgente una intervención internacional por razones humanitarias. La crisis económica, el desabastecimiento de los productos básicos, de las medicinas más esenciales, lo justifica. “Cáritas asegura que hay más de 300.000 personas desnutridas”, insiste para reclamar a la ONU que autorice esta intervención. Malamud le recuerda, sin embargo, que China y Rusia, aliados de Maduro tienen derecho a veto en el Consejo de Seguridad y nunca lo aceptarán.
Ledezma, aún así, aboga por un boicot total a Maduro que pase por endurecer las sanciones, exponer sus crímenes de lesa humanidad en el Tribunal Penal Internacional, y demostrar su vinculación con el narcotráfico y el terrorismo.
Malamud, que vivió de cerca la represión de la dictadura argentina, compara “los mecanismos represores” de la Junta con los del chavismo y, cargado de realismo, dice que “una sociedad nunca toca fondo, siempre puede ir a peor”. En este sentido, augura un endurecimiento de las condiciones de vida en Venezuela durante este año. La llave de la solución, a su juicio, sólo la tiene Cuba, país al que podrían presionar, discretamente, tanto España como el grupo de Lima, los 17 países latinoamericanos y Canadá, que han denunciado la deriva autoritaria de Maduro. “El problema es que Cuba no quiere mediar para no poner en juego el petróleo que recibe de Venezuela”.
El memorial Xavier Batalla anticipa un 2018 con más crisis y menos democracia en Venezuela