El nudo gordiano
Los independentistas pretenden restituir al president cesado. El Gobierno central se precipita con una “demanda de condena de futuro” ante el Tribunal Constitucional, solicitando que se prohíba dicha investidura.
El Constitucional, sin entrar a admitir ni a rechazar la demanda, y ante la vigencia del 155, decide suspender el trámite de admisión del recurso y dicta una medida cautelar que permite la investidura pero exigiendo la presencia física de Carles Puigdemont y que este obtenga el permiso judicial.
Un despropósito jurídico la petición del Gobierno y una incongruencia e invasión de las competencias del Parlament por parte del Constitucional. Pero estamos en una democracia y hay que acatar la legalidad y las resoluciones judiciales y constitucionales; lo que no significa que, legalmente, no se puedan combatir.
Solución: convocatoria del Parlament con dos puntos del orden del día: 1) Aprobar o no una moción de censura contra el Constitucional por la extralimitación de poder y acudir o no al Tribunal de Estrasburgo, pero acatando la resolución reprobada. 2) Elegir –como ordena Madrid– un candidato “no contaminado”, por “imperativo legal”.
Con esta doble votación queda a salvo la dignidad del Parlament y de Puigdemont y su posible reivindicación.
R. CONTIJOCH PRATDESABA Barcelona