La Vanguardia

Los acusados por el crimen de la Mina lo niegan todo

El suceso causó un éxodo masivo de los Pelúos, la familia a la que pertenecen los tres acusados de matar a un joven de un clan rival

- TONI MUÑOZ Barcelona

Un joven de 28 años, Daniel Ugal, murió acuchillad­o en el bar Nirvana del Port Olímpic la madrugada del 24 de enero del 2016. La víctima pertenecía a la familia de los Baltasares, uno de los clanes hegemónico­s de la Mina y las sospechas apuntaban a tres miembros del clan rival, los Pelúos. Ante el miedo a las represalia­s y ante la sed de venganza que envolvía el ambiente del barrio, los Pelúos huyeron de la Mina provocando un éxodo de hasta quinientas familias. Un mes más tarde, los presuntos autores de aquellos hechos fueron detenidos. El principal sospechoso de asestar la puñalada mortal fue arrestado mientras trataba de huir a Alemania después de pasar unos días refugiado en casa de un familiar en el País Vasco.

Ayer empezó el juicio contra los tres jóvenes en la Audiencia de Barcelona. La fiscalía pide para Luis C. una pena de 22 años de prisión por asesinato y para los dos amigos que le acompañaba­n, Juan Manuel V. y Gabriel R., una pena de cinco años de prisión por un delito de lesiones con instrument­o peligroso.

Ante el jurado popular, los tres acusados negaron los hechos. Aseguraron que aquella noche estuvieron celebrando el cumpleaños de Juan Manuel tomando copas en plena calle en el barrio de la Mina, desde donde luego se trasladaro­n al bar Nirvana. Allí se encontraro­n con Daniel Ugal. Según su propia versión, Gabriel R. se topó con la víctima, con quien ya había mantenido algún encontrona­zo años antes. “Iba buscando bronca”, aseguró, “se metió con mi trenza, me dijo maricón, se metió con mi familia y se cagó en mis muertos. Eso para un gitano es una cosa muy sagrada”. Entonces le empujó y se inició la trifulca. La Fiscalía sostiene que en el marco de la discusión los tres acusados agredieron reiteradam­ente a la víctima con vasos del bar que le provocaron heridas en la cabeza, cuello y espalda, aprovechán­dose de que Ugal estaba indefenso porque iba muy bebido.

Se sospecha que el principal acusado llevaba escondido bajo el jersey un cuchillo de 18 centímetro­s de largo y 4 de ancho. Unas cámaras de seguridad captaron a Luis C. escondiend­o un objeto bajo el abrigo. Ayer, aseguró que se trataba de una “cartuchera” que se le rompió y no se la podía atar. El joven lleva en prisión preventiva desde que fue detenido. Ayer se desvinculó de los hechos y aseguró que cuando se produjo la pelea él “se alejó”, se produjo una “lluvia de cristales” y “se cubrió la cara y se cortó”. Esa fue la explicació­n que dio a la heridas que le fueron detectadas en la mano con la que presuntame­nte blandió el cuchillo.

El otro acusado, Juan Manuel, también negó su participac­ión en la pelea. “Estaba bailando con una chica, hubo un alboroto, la gente salió para afuera y yo fui detrás”. Ninguno se reconoció en las imágenes de las cámaras que les captaron huyendo dejando tras de sí a la víctima desangránd­ose en la pista de baile.

Los tres imputados aseguran que se marcharon del bar al ver que se produjo una lluvia de cristales

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