Traficante de palabras
JOAN FONTCUBERTA I GEL (1938-2018) Traductor de Mann, Broch, Zweig y Kafka
Joan Fontcuberta empezó a cogerle gusto a las traducciones en el colegio, con las traducciones del latín y griego. Cuando entró en la universidad, se preguntó, ¿cuál es la lengua más rara que se enseña? Ya había muchos traductores del inglés, francés o italiano. Así que eligió Germánicas. Sus primeras traducciones fueron en castellano para Luis de Caralt, como Tonio Kroger y otras narraciones de Thomas Mann, y enseguida pudo traducir en catalán: Zweig, Kafka, Hoffmannsthal, Heine, Günter Grass, Döblin, Roth...
Nacido en Argentona en 1938, y licenciado en Filosofia i Lletres, mientras traducía, enseñaba como profesor de instituto hasta que en 1982 se animó a hacer su tesis –Vers una metodologia del català com a segona llengua, dirigida por José Manuel Blecua– y entrar en la Facultat de Traducció i d’Interpretació de la Universitat Autònoma de Barcelona.
En 1991 recibió el premio Nacional de Literatura Catalana por su versión de La mort de Virgili, de Hermann Broch, considerado su trabajo más logrado.
Fontcuberta no sólo hizo traducciones literarias. También es autor de la versión catalana de la teleserie británica Sí, ministre. Las obras que le dieron más popularidad fueron sus traducciones de Stefan Zweig, un autor que ya estaba considerado un superventas en la España de los años cincuenta –con Somerset Maugham, Vicki Baum, Pearl S. Buck, Papini, Hamsun o Lajos Zilahy– y que fue recuperado por la editorial Acantilado (en castellano) y Quaderns Crema (en catalán).
Joan Fontcuberta siguió la tradición iniciada ya en 1929 por Jesús Ernest Martínez Ferrando, traductor de Amok, la obra por entonces más famosa del escritor, y por Pau Cirera.
Entre sus traducciones del inglés destacan Huckleberry Finn de Mark Twain, El món perdut de Arthur Conan Doyle, Robinson Crusoe de Daniel Defoe i El tercer home de Graham Greene. También ha traducido literatura infantil y juvenil.
En 1991 recibió el premio Nacional de Literatura Catalana por ‘La mort de Virgili’, de Hermann Broch