Auténtico
Yung Beef
Lugar y fecha: Apolo (10/II/2018) El trap ha pasado de ser un estilo underground al entretenimiento masivo que atrae público muy diverso. Se pudo comprobar en el estreno de la última mixtape de Yung Beef, A.D.R.O.M.I.C.F.M.S. 4, en un Capricho de Apolo programado en la sala pequeña y que terminó por llenar la grande de fans que se conocían al dedillo sus temas. A esto ha ayudado que Los Planetas se hayan fijado en su estribillo Me estoy cayendo parriba para convertirlo en Islamabad, el último gran éxito indie.
Antes de llegar a este punto dulce, el trapero granadino Fernando Gálvez –alias Yung Beef por una canción de Lana del Rey– ya había catado la fama cuando su anterior grupo PXXR GVNG fue fichado por Sony. Sería el reconocimiento a una carrera que ha pasado de bordear la delincuencia con los Kefta Boyz a desfilar para Calvin Klein. Pero alguien que admira a Balenciaga y Gucci y que dice que la moda es influyente y es un arte, pasa a convertirse en directo en un obsceno animal de escenario, subido al techo de una jaula situada en medio de la pista. Micro en mano ribetea los beats y las canciones que dispara desde dentro de los barrotes su colaboradora Brat Star.
No deja de ser una variante circense del soundsystem arquetípico, pero el show de Yung Beef incorpora elementos distintivos del trap, como el abuso del efecto AutoTune para deformar la voz, ya sea en directo o pregrabada, en un freestyle lleno de groove, carisma y hits, como el reciente single Me perdí en Madrid que habla de un “chico fácil” y sin “rumbo” al que le gusta estar “high”.
A las antípodas del pop urbano, Yung Beef también se adentra por zonas de tecno más oscuras y no tiene inconveniente en reivindicar el reggaeton. Es un flow melódico, latino y electrónico, que guiña el ojo al dancehall jamaicano, con una autenticidad callejera que rinde tributo al arte de Rosalía, en el tema que le dedica mixtapeado de la canción De plata de la cantaora.