La Vanguardia

El París con menos glamur

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Se llamaba Michel y vivía desde hacía veinte años en un aparcamien­to de la avenida Matignon, a tiro de piedra de los Campos Elíseos y del palacio presidenci­al. Falleció el pasado 21 de enero. Desde que comenzó el 2018, son ya al menos 11 los sintecho que han muerto en París. La capital francesa, que bulle de proyectos y pretende atraer a los altos ejecutivos de Londres que huirán del Brexit, arrastra un grave problema con los clochards, una mendicidad endémica que todos los políticos –Macron incluido– prometiero­n un día erradicar pero ninguno ha conseguido. Es la otra cara del glamur parisino, de la Ciudad de la Luz, que aspira a una espectacul­ar transforma­ción de cara a los Juegos Olímpicos del 2024.

Una asociación de voluntario­s, Les Morts de la Rue (Los muertos de la calle), se dedica a recopilar las muertes de vagabundos, en París y en toda Francia. No es una tarea fácil. Reconocen que algunos casos se les escapan. Contabiliz­an como “muertos de la calle” también aquellos cuyo óbito se produjo en un hospital o en un albergue, pero que habitualme­nte habitaban en la calle. La media anual es de unos 500. La asociación cuelga carteles cerca de donde falleció el sintecho en los que, en base a los pocos datos de que disponen de la persona fallecida –a veces ni siquiera conocen el nombre ni la edad– intentan encontrar a familiares o amigos, por una cuestión de humanidad y para que puedan rendirles un homenaje. Los voluntario­s, cada año, dedican también una jornada de tributo a los fallecidos.

Cécile Rocca, coordinado­ra de Les Morts de la Rue, niega que este año esté siendo peor que otros, que el intenso frío y la nieve hayan aumentado la mortalidad. “Vamos al ritmo normal –explica a La Vanguardia–. No ha sido por el frío. Las muertes por hipotermia son el 1%”. Rocca sabe del caso de Michel y no le da importanci­a a que viviera en una zona noble de París, sino al contrario. “Es interesant­e vivir en buenos barrios porque la gente puede ser más generosa, tiene más dinero –argumenta–. La estrategia de estas personas para sobrevivir es encontrar un lugar donde no les rechacen. Este hombre había encontrado ese parking. Aquella zona, cerca de los Campos Elíseos, da oportunida­des a los mendigos”.

Se da la paradoja de que cada vez hay más albergues en buenas condicione­s para los sintecho –actualment­e unas 16.000 plazas en el área metropolit­ana parisina, para una población necesitada que se estima en casi 30.000 personas– pero esto no soluciona el problema porque lo difícil es salir de ellos y hallar una vivienda a un precio asequible. “Es un mito eso de que no quieren ir a los albergues –puntualiza Rocca–. Lo que pasa es que quizás no están adaptados a la gente. Muchos no quieren separarse de sus parejas ni seguir los tratamient­os que les ofrecen”.

No está siendo un buen momento para la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, gaditana de nacimiento y cuyo mandato expira el 2020. Además de ponerse de nuevo en primer plano el problema de los clochards de la capital, Hidalgo está siendo criticada , desde la derecha y desde la izquierda, por otros aspectos de su gestión, desde el tráfico a la invasión de ratas, agravada por la reciente crecida del Sena. Se estima que en la ciudad viven entre 4 y 6 millones de roedores. Su presencia cada vez más evidente en las últimas semanas ha creado alarma entre los vecinos y muchos comentario­s, fotos y vídeos colgados en las redes sociales. Hace unos días, el diario Le Figaro, el más vendido de Francia, dedicó a la alcaldesa el ácido artículo de portada de su suplemento de fin de semana. El título era implacable: “Anne Hidalgo, el fracaso”. La parte más cruel de la informació­n fue el reportaje de uno de sus fotógrafos durante la noche parisina, titulado, con ironía, “Feliz como una rata en París”. Al fotoperiod­ista no le costó demasiado lograr su objetivo. Le bastaron dos paseos nocturnos en áreas céntricas y turísticas. Las imágenes fueron impactante­s: dos ratas en un jardín frente a la Torre Eiffel iluminada, un grupo de roedores delante de la puerta principal de la catedral de Notre-Dame, con público entrando todavía en el templo, otras ratas hurgando en una papelera. El mítico glamur parisino quedó tocado.

La capital francesa no logra atajar el problema de los

sintecho: han muerto ya 11 en lo que va de año

Causa alarma la invasión de ratas, agravada por la reciente crecida del Sena

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GERARD JULIEN / AFP ‘Clochards’.Un sintecho duerme con sus perros en un portal del aristocrát­ico bulevar Haussmann de París, Abajo, la alcaldesa Hidalgo
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