La Vanguardia

Primera medalla ‘blanca’ en 26 años.

Regino Hernández, bronce en snowboard cross, cuenta a ‘La Vanguardia’ cómo ha conseguido llenar un vacío de 26 años

- SERGIO HEREDIA Barcelona

De noche, ayer, Regino Hernández (26) intentaba ordenar los pensamient­os.

No era fácil. Era tarde y el hombre acababa de romper un hito. Hasta horas antes, la familia Fernández Ochoa acaparaba todas las medallas del olimpismo español de invierno.

Estaba el oro de Paquito en Sapporo72. Y el bronce de su hermana Blanca, en Albertvill­e’92.

Ahí está, todo lo que había conseguido España en unos Juegos de invierno.

Listos.

Desde Blanca hasta estos días habían pasado 26 años.

Y de repente, Regino Hernández había roto con aquella leyenda. Había roto con todo, en realidad: ahora teníamos a un barbudo grandote, un ceutí con pinta de vikingo, escondido bajo un casco que podría lucir Daft Punk, recogiendo un bronce olímpico en el snowboard cross...

Un vikingo con el que pocos contaban, además.

–El favorito era Lucas (Eguibar). Hasta entonces, era normal que los medios me dejasen de lado –contaba Regino Hernández a este diario. –¿Y eso no le molestaba? –Era una realidad. Con su bagaje, Lucas era quien tenía más posibilida­des. Además, eso me quitaba presión, claro. Hasta ayer, Eguibar lo había acaparado casi todo en el mundo del snowboard cross. Sumaba un abanico de podios en la Copa del Mundo y dos platas en los Mundiales del año pasado, en Sierra Nevada.

Es cierto que Hernández le había acompañado en una de aquellas dos platas de Sierra Nevada.

Pero hasta ahora era el tapado. Para atender a La Vanguardia, Regino Hernández recurría a la Federación Española de Deportes de Invierno. El portavoz le había dejado su terminal.

–El mío lo he puesto en modo avión. O eso o mi compañía me saca los ojos –decía Hernández.

–O sea, que no le ha llamado nadie aún...

–No lo sé. Sí que sé que las redes sociales están explotando.

–¿Y cómo lo lleva?

–Yo qué sé. Es un momento fabuloso. He cumplido un sueño.

–¿Con algo así sueña un deportista de élite?

–Si le pregunta, cualquier deportista le dirá que sueña con una medalla en los Juegos. Cualquiera. Haberla conseguido, con todo lo que esto significa para el deporte en nuestro país, eso no sé cómo describirl­o...

–Pero casi nadie hablaba de usted. –Ya. –¿Y...? –Yo tenía claro que tenía mis posibilida­des. Había tenido una temporada muy buena. Estaba en mi mejor momento de forma física, técnica y mental. Y eso es mucho, en un deporte tan imprevisib­le.

Se recomienda al lector que recupere la carrera. Se encuentra en YouTube.

Hay algo de mágico, de funambulis­ta, en la disciplina. Vemos a seis tipos bajando sobre sus tablas de snowboard. A veces, a 90 km/h. Hay curvas y peraltes, y los tipos se van cruzando entre sí, en un ordenado caos. No pueden tocarse. La prueba se prolonga por un minuto y medio. Los tres primeros de cada carrera pasan a la siguiente ronda. En total son tres eliminator­ias. La cuarta es el remate, la gran final.

–Hay que tener de todo. También suerte. Y en este caso, la suerte estuvo de mi lado –contaba Hernández.

Lucas Eguibar se cayó en la primera ronda. Nunca llegó abajo. Laro Herrero tampoco pasó de esa ronda inicial.

Regino Hernández se dio un buen susto. Pasó la primera eliminator­ia el tercero. Lo hizo por los pelos.

–Ahí le vi los dientes al lobo. Me había metido casi casi por la foto finish .Me reuní con el entrenador (Simone Malusa) y solucionam­os los fallos.

–¿Qué fallos? –Había estado lento en la salida. Y en alguna zona media me había quedado corto en la entrada a la curva. Luego pude controlar el resto de rondas. Casi siempre fui pasando holgadamen­te, y así hasta la final. Aunque, créame, la perfección no existe.

Aquel era el punto de inflexión. Minutos antes de aquella final, a alguno le había dado por pensar en Jordi Font.

Hay que retroceder hasta el 2006. Estamos en Bardonecch­ia, en las montañas de Turín: Jordi Font ha ido pasando rondas y se encuentra en la final. Es el tapado del día. Tiene muy buena pinta. Además, en la prueba final solo hay cuatro snowboarde­rs.

Lo que pasa es que ahí se atasca. Jordi Font sale mal, va apurado y no remonta. Se queda con la medalla de chocolate. Mal fario.

Años más tarde, Font abandonaba el snowboard. Se sentía dejado

de la mano de dios. Nunca llegaron los patrocinad­ores ni las ayudas, todo aquello que se le presuponía a alguien que había rozado un podio olímpico...

–¿Qué va a pasar con usted ahora? –se le pregunta a Regino Hernández.

–Desde entonces, el snowboard ha evoluciona­do.

–¿Está bien cubierto?

–Soy un profesiona­l, no tengo problemas de ningún tipo.

Regino Hernández sale del sur, de Ceuta. Era el hijo de un amante de la nieve. Regino, el padre, había montado en Fuengirola una tienda para vender productos de deporte extremo.

–Lo que pasa es que el hombre no tenía ni idea de snowboard. Así que empezó a practicarl­o. Y luego me metió a mí. A los cuatro años ya me llevaba cada fin de semana a Sierra Nevada, a que me entrenara –contaba Regino Hernández. –¿Pensó en llegar tan arriba? –Hombre, tenía cuatro años. Cuando eres tan pequeño no tienes nada en la mente. Solo te quieres divertir. Luego sí que entré en el grupo de tecnificac­ión de la Española. Tuve más seguimient­o. De ahí salté al equipo B de la Copa de Europa...

Y luego pasó a manos de Israel Planas.

Este era un gurú del snowboard. El hombre que en su momento había puesto orden en la disciplina, diseñando un bloque magnífico, un bloque con presencia.

Hasta el año pasado, Planas dirigía al equipo. Murió de un ictus, en marzo. Tenía 41 años.

No pudo vivir este momento. Hernández se lo dedicaba.

EL TAPADO

Lucas Eguibar aparecía en las apuestas; sin embargo, cayó en la primera ronda: Hernández no falló

LOS ORÍGENES

Hernández es hijo de un tendero, un hombre que abrió una tienda de deporte extremo en Fuengirola

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SERGEI ILNITSKY / EFE
 ?? SERGEI ILNITSKY / EFE ?? Regino Hernández (a la izquierda) logró ayer el bronce en snowboard cross en los Juegos de Pyeongchan­g después de una larga sequía del medallero olímpico español de deportes de invierno.
SERGEI ILNITSKY / EFE Regino Hernández (a la izquierda) logró ayer el bronce en snowboard cross en los Juegos de Pyeongchan­g después de una larga sequía del medallero olímpico español de deportes de invierno.
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