La amenaza de veto de Trump frena el pacto para legalizar a los ‘soñadores’
El Senado rechaza las propuestas, pero sale peor la avalada por el presidente
A los soñadores les han concedido una prórroga, pero no gracias al presidente Donald Trump.
Tienen claro que son moneda de cambio en una negociación política en la que su futuro se vincula al famoso muro con México y otras restricciones a la inmigración legal. El presidente amenazó ayer con vetar el acuerdo que, tras una maratoniana negociación, lograron la noche del miércoles un grupo de senadores republicanos y demócratas.
La propuesta que boicoteó Trump no pasó el corte, se quedó en 54-45, cuando necesitaba 60 votos. Pero aún salió peor la patrocinada por el presidente: 39-60. Once de esos votos procedieron de la bancada republicana, que controla la cámara por 51 escaños a 49.
Ahora, además, los soñadores se quedan en el limbo. Esta es su gran paradoja: garantizar su ciudadanía pasa por echar el cerrojo a otros.
La Administración Trump marcó para el 5 de marzo el fin del programa de protección (DACA). Frente al bloqueo de un Capitolio controlado por los conservadores, el presidente Obama instauró esa medida para evitar la deportación de esos jóvenes indocumentados que entraron en EE.UU. de niños.
El tiempo extra se lo han ganado por la acción de un par de jueces. Primero, el mes pasado, fue un tribunal de San Francisco y este martes, un juez de Nueva York. Los dos magistrados coinciden en su orden preventiva de que se mantenga el DACA, al que se hallan acogidas unas 800.000 personas, mientras se dirime el caso. De hecho, para esta misma semana se espera que el Tribunal Supremo considere si acepta el asunto de inmediato o facilita que siga su curso habitual.
Entre tanto, Trump irrumpió ayer como elefante en cacharrería en la labor de los legisladores de uno y otro lado de la bancada, que el miércoles lograron alcanzaron un consenso que le disgusta. El plan fue presentado por un grupo de senadores de ambos partidos y suscrito por ocho republicanos, siete demócratas y un independiente.
Trump había urgido al Senado a adoptar su plan, que incluye legalizar a 1,8 millones de soñadores a cambio de 25.000 millones de dólares para el muro, así como de que se limite al máximo la unificación familiar y se eliminen los visados por lotería. “Cuatro pilares”, según el presidente, que no son negociables.
El acuerdo bipartito cumplía con dos de estos pilares: la legalización de los soñadores y los 25.000 millones para el muro, aunque en diez años. Pero lo que irritó a Trump es no incluir los límites a la inmigración legal. Paul Ryan, líder de la House, apoyó al presidente, por lo que las alternativas carecían de futuro en la otra cámara.
La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, calificó la propuesta bipartita de “política peligrosa que dañará a la nación” y aseguró que si Trump recibe aquella propuesta legislativa sus asesores le recomendarán que lo vete.
También el Departamento de Seguridad Nacional había dicho horas antes que la propuesta suponía “el fin del control de la inmigración en Estados Unidos”.
Lindsey Graham, uno de los ocho senadores republicanos que impulsó el pacto, reaccionó indignado. “En lugar de ofrecer reflexiones y consejo, o incluso críticas constructivas, se comportan como una organización política que intenta envenenar el pozo”, dijo.
La propuesta de Trump al Senado se vio como victoria del sector más duro y conservador de su Administración y de los halcones conservadores, a los que no les gusta lo que llaman “la amnistía” pero tampoco quieren quedar como los malos. Como no iba a lograr los 60 votos y, ante una posible victoria ajena, el presidente optó por la amenaza del veto y culpar a los demócratas por oponerse “a la seguridad fronteriza”. Surge ahora la duda de si el Congreso resolverá el destino de los soñadores.
Otro juez se opone al Gobierno y suspende la orden de acabar con la protección a estos jóvenes el 5 de marzo