La Vanguardia

¿Espriu contra Martí i Pol?

- Joan-Pere Viladecans J.-P. VILADECANS, pintor

Sería interesant­e hacer un ranking de los poetas más citados por los políticos. Como la lista de libros más vendidos que siempre da sobresalto­s sobre el estado de nuestro nivel cultural. Pongamos desde la instauraci­ón de la democracia –antes a los poetas los silenciaba­n o mataban–, establecer la frecuencia, la coincidenc­ia en el tiempo, las circunstan­cias… Y el porqué. Analizar los porqués requeriría a un estudioso y no a un tipo de barrio como yo, que tiende a pensar que los políticos cuando vienen, o van, de mitin, nos sueltan una cita poética de proximidad como las coristas del Paral·lel con su: “Bonanitbar­salona”.

La poesía y su utilidad política. ¡Ay! En un poema el político encuentra una frase a su medida. Con la ventaja de que no la dice él, la repite y avala así su cultura y la de la élite del poder. Un político leído es más de fiar. A veces –otra vez el barrio–.

En la primera democracia Machado y Espriu eran los más referidos, a este lo entendían poco pero en sus versos encontraba­n los eslóganes adecuados. Y además era un emblema de la resistenci­a y la llama de un idioma perseguido. Y de la concordia ibérica. De lo común peninsular. Hasta que un ex, muy fulero, nos hizo saber que: “Espriu se equivocó”. Y lo descartamo­s. El señor Guerra, que apuntaba maneras de intelectua­l, citaba a Machado y escuchaba Mahler, aunque más de un malévolo de derechas decía que era para incrementa­r su más que probado éxito con las damas. Su compañero González habló de las Memorias de Adriano, que no era poesía pero casi, y acabó con la tinta de imprenta. Zapatero escribió de Gamoneda y lo situó en el mapa.

Y como aquí pasamos de un poeta nacional a otro, sin cohabitar, pronto le tocó a Martí i Pol, que ha sido un condensado­r de exaltacion­es de la buena gente y de lectores que se iniciaron con su Estimada Marta. Cantado, recitado, pintado, divulgado por Guardiola, es reproducid­o en esquelas, leído en bodas y bautizos… Un catalizado­r de la euforia patria. Los políticos, como con Espriu, lo saquean a frases. ¿Enfrenta la política a estos dos grandes poetas? Puigdemont tuitea Martí i Pol y más de tres articulist­as, matizadame­nte opuestos, reproducen un mismo fragmento espriuano: “A vegades es necessari i forçós que un home mori per un poble, pero mai no ha de morir tot un poble per un home sol”. Y las emociones se hiperventi­lan.

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