Nidos tardones
Los últimos temporales retrasan la llegada de las golondrinas y arrastran la entrada de “aves raras” a España
Las golondrinas, fieles visitantes de la península Ibérica –donde hacen sus nidos en primavera–, se retrasan este 2018. Muy pocos ejemplares se han atrevido a dar el salto desde África. Sólo algunas se han dejado ver en Huelva, Cádiz, Badajoz y Cáceres.
Las golondrinas cruzan el mar por el Mediterráneo, por el Atlántico o a través del Estrecho de Gibraltar. Pero el mal tiempo ha hecho que este año hayan preferido no correr riesgos. “Si hay temporal y ausencia de buen tiempo, lo que ocurre es que el salto de estas oleadas migratorias se retrasa hasta que no se dan buenas condiciones”, explica Blas Molina, técnico de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife).
Tradicionalmente, la llegada de golondrinas anunciaba de manera rutinaria la irrupción de la primavera; pero en las últimas décadas su travesía se ha adelantado de media un mes. No obstante, esto no quiere decir que no haya años excepcionales, como este, en que su vuelo se demore. A mediados del siglo pasado, el grueso de las poblaciones llegaban a la Península a finales de marzo, mientras que en las últimas décadas (1990-2017) lo hacían a finales de febrero, según Blas Molina.
El comportamiento de las golondrinas es objeto de atento análisis. En muchas ocasiones, estas aves no pasan el invierno en los países subsaharianos, sino que se quedan en Túnez o en Marruecos, donde han encontrado nuevas zonas de regadíos o campos de cultivo, lo que hace innecesario que tengan que viajar más al sur .
Estos pájaros han sufrido un importante descenso demográfico. Entre 1998 y 2016 se ha producido una merma del 25% de sus poblaciones (unos 30 millones en el 2004). Ese descenso de poblaciones tiene que ver con el abandono del mundo rural y la pérdida de sus lugares para hacer sus nidos, que han sido abandonados o destruidos. La desaparición de actividades agrícolas y ganaderas, a las que estabas ligadas las golondrinas, ha ocasionado la pérdida de los insectos que le servían de alimento. Graneros, cuadras o áreas para el ganado extensivo han sido modificados y sustituidos por una arquitectura que elimina los lugares idóneos para nidificar. Asimismo, el uso de insecticidas y otros productos químicos merman su capacidad reproductora. También hay factores e impactos desconocidos en África, donde la legislación ambiental es muy débil. “Se emplean sustancias peligrosas en la agricultura, prohibidas aquí, y hay caza furtiva, entre otros factores que hacen difícil conocer sus peligros”, añade
Molina.
En paralelo, otras especies, como el avión común, el cernícalo primilla, el milano negro o el críalo regresan en esta época a la península Ibérica para hacer sus nidos. Y, de la misma manera, se confirma que las grullas siguen este año un patrón similar de migración hacia las zonas de cría que otros años. Estas fechas ya pueden ser observados bandos cruzando los cielos de Madrid con rumbo al norte y las zonas de descanso (laguna de Gallocanta o el embalse de la Sotonera en Aragón), para cruzar el Pirineo.
En paralelo, los temporales han arrastrado aves cuya presencia es rara en España. “Estas rarezas son el termómetro que nos permite analizar los posibles cambios en los patrones de migración a largo plazo. Las costas españolas recogen muchas de estas rarezas, sobre todo en la zona cantábrica o en Islas Canarias. En enero ha tenido lugar el segundo avistamiento en España del colimbo del Pacífico, mientras que se han dejado ver otras especies como la cerceta aliazul o la cerceta americana. Aumenta el número de visitas del calamoncillo africano a Málaga o la curruca del Atlas a Fuerteventura.
Bandos de grullas cruzan los cielos del centro peninsular rumbo al norte y las zonas de descanso