La Vanguardia

Palabra de rapero a los jóvenes

Gaël Faye, ganador del Goncourt des Lycéens, explica en el CCCB la luz y el drama de África

- NÚRIA ESCUR

Hasta mi adolescenc­ia yo creí que era medio negro, medio blanco, como una galleta Oreo”, explica sobre su identidad el rapero que ganó el Goncourt,

como le definen para resumir estos chavales de ESO que están entre el público y escuchan su historia absortos. “A mí no me gustaba leer. ¡Yo empecé a escribir por miedo! Para expulsar mis demonios. Pero mi padre era poeta y mi hija lee mucho”, sonríe. “El enemigo no existe; siempre es algo prefabrica­do por los políticos”, insiste.

Un diálogo entre Gaël Faye, el rapero y novelista franco-burundés, y Xavier Aldekoa, el correspons­al de La Vanguardia en África, ante un grupo de jóvenes estudiante­s, era algo que prometía ser emotivo. Y lo fue en la Sala Teatre del CCCB, con centenares de jóvenes atentos.

“El libro ha sido un bombazo y se ha traducido a treinta idiomas –advierte Aldekoa–, pero para que os hagáis una idea... para que Gaël pudiera verlo traducido a su idioma, el de Burundi, ¡ha tenido que fundar él mismo una editorial!”. Faye llegó a buen puerto a pesar de los obstáculos. Una crianza marcada por la guerra de Burundi –donde nació en 1982– y el exilio en Francia ha desembocad­o en una intensa carrera creativa. “Por desgracia, en un conflicto político los adultos no explican nada a los niños, les dan respuestas absurdas”, lamenta. “Unos se esconden en la droga o el alcohol. Yo me escondí en las palabras”.

Unas circunstan­cias que explica Gaël Faye en Pequeño país (Salamandra) –en catalán Un país petit

(Empúries)– donde rememora cómo la guerra rompió su infancia bruscament­e. De padre francés y madre ruandesa, a los trece años tuvo que huir a Francia a causa de las luchas étnicas de los noventa.

“El libro ha sido mi vuelta a casa, a mi infancia, y no lo he escrito con lágrimas sino con sonrisas. Porque tu casa, tu hogar, no es un lugar, es el instante en que vives”, añade este artista que se niega al cliché: “África no es un lugar oscuro y terrible donde la gente se mata entre sí. Es luz”.

En Francia descubre el mundo del rap, su refugio, se concentra en componer letras de canciones para combatir el aislamient­o, la herida del recuerdo y la incomprens­ión del entorno. En ellas reflexiona sobre su condición mestiza. “Cuando se produjo el atentado de Charlie Hebdo yo estaba empezando el libro. De golpe, mis amigos franceses empezaban a sentir ese miedo que yo ya había sentido veinte años antes. Tenían que abandonar su zona de confort, su burbuja tramposa”.

A pesar de obtener un máster en finanzas, Faye abandonó el mundo de la economía para dedicarse de lleno a la escritura y la música. Hace cinco años debutó en solitario con el disco Pili Pili sur un croissant au beurre. Ya ha presentado su segundo álbum, Rythmes et botanique.

Con Pequeño país ganó el premio Goncourt des Lycéens en el 2016. Faye evoca su infancia en Burundi desde los ojos vírgenes de Gabriel, un niño cuya rutinaria vida se ve sacudida por la violencia. La génesis brota de esa guerra entre tutsis y hutus, etnias cuya diferencia le explicó su padre un día diciendo que, a pesar de estar en el mismo país, hablar la misma lengua y tener el mismo dios, “tenían la nariz distinta”.

Dos décadas después, aquel niño vuelve al país del que huyó. Así termina: “Ignoro qué voy a hacer con mi vida. De momento, pienso quedarme aquí, ocuparme de mamá y esperar que mejore (...) El día comienza y tengo ganas de escribir. No sé cómo terminará esta historia. Pero recuerdo cómo empezó todo”.

Cree que tal vez Francia esté poniendo las premisas de una guerra sin saberlo. “¿Qué hacen los medios, por ejemplo, cuando estigmatiz­an a todos los musulmanes? ¡Pues eso!”. Faye reconoce que al principio de vivir en Ruanda cuando veía a alguien con una cicatriz le preguntaba si era de un hachazo... “Pero descubrí que ellos son resiliente­s, han logrado tener por vecino al asesino de su amigo y convivir”. De Europa, en cambio, le incomoda “que siempre le moleste el otro aun cuando este todavía no ha hecho nada...”.

Y aún otro retazo: “He tardado en escribirte. He estado demasiado ocupado intentando seguir siendo niño. Mis amigos discuten por cosas de adultos, se inventan enemigos y motivos para pelearse (...) Mamá nunca regresó de tu casa. Dejó su alma en tu jardín. Se le partió el corazón. Se ha vuelto loca, como el mundo que te llevó”.

“A mí no me gustaba leer. ¡Yo empecé a escribir por miedo! Pero mi padre era poeta y mi hija lee mucho”

 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Gaël Faye, ayer en el CCCB, con –en primer término– el periodista de La Vanguardia Xavier Aldekoa
ANA JIMÉNEZ Gaël Faye, ayer en el CCCB, con –en primer término– el periodista de La Vanguardia Xavier Aldekoa

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