La Vanguardia

Zidane se reinventa y renuncia por primera vez a su tridente

- CARLOS NOVO

En su momento más bajo, cuando todos los focos le apuntaban como uno de los responsabl­es de la mala temporada del Madrid y su continuida­d en el club estaba muy cuestionad­a, Zinédine Zidane se erigió en el gran triunfador de la noche en la victoria blanca sobre el PSG. El baño táctico a un desafortun­ado Unai Emery ha tenido efectos terapéutic­os para Zidane. Le ha dado tres semanas de margen y le ha vuelto a congratula­r con el público del Bernabeu, que venía silbando sus cambios y ya no aplaudía a rabiar su nombre cuando se cantaban las alineacion­es por los altavoces del estadio.

Todo le salió bien a Zidane en un partido en el que pareció reinventar­se traicionan­do el ideario que aseguraba defender hasta la víspera. Por primera vez desde la última lesión de Bale, el francés tenía a toda la BBC a su disposició­n (sin ninguno de los tres recién salido de una lesión, como pasó en el último clásico o en la final de Cardiff) y no apostó por su famoso tridente. Habrá que ver si ha pasado a la historia lo que dijo el día de su presentaci­ón: “Si la BBC está bien, jugarán seguro”. Ante el PSG, Bale guardó banquillo. Además, Zidane no inventó cosas raras como en el último clásico (sacar de inicio a Kovacic para intentar secar a Messi) sino que optó por lo que le pedía la crítica y el madridismo a través de los foros digitales. Abandonó el 4-3-3 por un 4-4-2 con Isco de cuarto centrocamp­ista, lo que hizo al equipo más equilibrad­o. La guinda estuvo en los cambios. Mientras Emery mandaba un mensaje horrible a los suyos al quitar a un delantero (Cavani) por un defensa (Meunier) cuando dominaba el partido, Zidane, a falta de once minutos, dio vía libre a Lucas Vázquez y Asensio. El balear reventó el partido por la banda de Meunier. Zidane recuperó el crédito.

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