De ‘la roja’ a ‘la azzurra’
Aquel 20 de agosto del 2016 en el Estadio Olímpico Acuático de Río de Janeiro, Guillermo Molina (Ceuta, 1984), icono del waterpolo español, se despedía de la selección, de 15 años sirviendo a la causa, de 7 años como capitán, con un 7.º puesto en los Juegos. “No tengo intención de continuar con la selección; creo que he llegado ya al límite”, explicaba a este diario. Sus compañeros lo rodearon en el agua con un círculo, jaleándolo, en señal de homenaje. “No dijo nada, se quedó callado, muy emocionado”, recuerdan. Año y medio después de aquel adiós, sus excolegas, concentrados ayer en Kecskemét (Hungría), comentaban sin resentimiento que hoy Willy, su excapitán, se estrena en Palermo como jugador de Italia. Cosas del waterpolo.
Es lo que tiene una disciplina de reducidas dimensiones y escaso alcance mediático, que permite la movilidad de jugadores a través de las fronteras: la laxa normativa de la FINA, la federación internacional, permite que un jugador pueda cambiar de selección por cambio de residencia y si está un año sin ser internacional por ningún país. Willy Molina (33) cumple el requisito: lleva año y medio sin jugar con España, y reside en Italia. Ininterrumpidamente desde el 2007, cuando regresó al pallanuoto para incorporarse al Brescia, tras una primera experiencia en el 2001 en el Pescara. Actualmente milita en el potente Pro Recco, cerca de Génova, donde vive.
De hecho, el ceutí nunca ha disimulado su debilidad por Italia, la tierra que le acogió, que le hizo crecer en el waterpolo, que le dio una familia y un pasaporte, en agosto del 2016. “Siempre tuve en mi mente jugar con Italia”, admitía a La Vanguardia aquel verano del 2016. Aunque, a continuación, añadía que no tenía intención de ponerse el gorro azzurro de il Settebello, que le tentó diversas veces, sobre todo por su tensa relación con el entonces seleccionador Rafa Aguilar. “Mi renuncia a seguir con España se tiene que entender como que ya se lo he dado todo a la selección, y ahora quiero dedicarme solo a mi club y a mi familia”, comentaba, en referencia a Sofia, su mujer, italiana, y sus dos niños, Manuel y Leonardo, ambos nacidos en Italia. “Es sólo que quiero mis tres meses de verano para dedicárselos a mi mujer y a mis hijos”. Pero tras dejar la selección española abría la puerta: “Me gustaría jugar por un país que no sólo me ha dado una oportunidad deportiva, sino una familia”.
Pasó un año y medio. Esta tarde en Palermo, Willy debutará en el equipo de Alessandro Campagna, en sustitución del lesionado Francesco Di Fulvio, contra Alemania en la fase preliminar de la LEN Europa Cup, una nueva competición. El fin de semana jugará contra
“Me gustaría jugar por un país que no sólo me ha dado una oportunidad deportiva, sino una familia”
Guillermo Molina, icono del waterpolo
español después de 15 años con la selección, se estrena este fin de semana con la de Italia En junio el hispanobrasileño puede volver a jugar con España; en 15 años habrá vivido tres cambios de gorro
Montenegro y Rusia... y en julio (del 14 al 28) podría disputar el Europeo de Barcelona, y encontrarse a sus excompañeros.
Con quien seguro que vuelve a coincidir ahora en la selección italiana es con Chalo Echenique (27), otro de los trotamundos del waterpolo, un caso ejemplar de este cambalache de pasaportes: argentino de Rosario, se naturalizó español en el 2015 para disputar el Europeo del 2016 y los Juegos de Río después de jugar durante siete años en la Liga española (Montjuïc, Sabadell, At. Barceloneta), pero su fichaje por el Pro Recco y los dos años en Italia le llevó a hacerse transalpino. Tras un curso de apátrida, este año ha debutado con los azzurri y podría disputar también el Europeo.
El camino inverso, de vuelta a su segunda casa, ha seguido el hispanobrasileño Felipe Perrone (31). Otro caso peculiar. El genial jugador de Río de Janeiro se estrenó con Brasil, luego aterrizó en el CN Barcelona (2002), deslumbró con su calidad y aceleraron su nacionalización, jugó con España desde el 2003 al 2013, pero dejó la selección para disputar los Juegos de su ciudad con su país. Ahora, tras un año de barbecho, y tras regresar en julio al Atlètic Barceloneta, Felipão volverá a ser seleccionable por España en junio, justo a tiempo para que David Martín pueda convocarlo para el Europeo. Ya lo esperan con los brazos abiertos porque es uno de los mejores jugadores del mundo, un refuerzo de lujo para intentar asaltar las medallas en casa. En 15 años habrá vivido tres cambios de gorro: Brasil-España-Brasil-España.
Quien seguro que no llegará al Europeo será el eslovaco Martin Famera, del Atlètic Barceloneta, que espera que le concedan la carta de naturalización que tramita el CSD. Lo mismo que hicieron Balú Sziranyi o antes Iván Pérez. O tantos otros en el deporte español: Serge Ibaka, Arpad Sterbik, Andrei Chepkin, Talant Dujshebaev, Nina Zhivaneskaya, Niurka Montalvo, Orlando Ortega, Diego Costa...