La Vanguardia

Plan para identifica­r los edificios mortales para aves

El Institut Català d’Ornitologi­a promueve medidas para reducir la colisión de pájaros contra fachadas y balcones de cristal

- SARA SANS

Los técnicos llegaron a recoger 193 aves muertas en la acera, frente al último edificio construido en la plaza Imperial Tarraco. Este bloque de Tarragona, de cinco plantas y con barandas de cristal, refleja con tal intensidad la imagen de los árboles, que las aves no distinguen la realidad del espejismo y chocan mortalment­e contra la fachada. El Institut Català d’Ornitologi­a impulsó un exhaustivo estudio, que acaba de publicarse, para evaluar este riesgo y sensibiliz­ar a la población. La entidad ya trabaja con el Ayuntamien­to de Tarragona y mantiene conversaci­ones con el de Barcelona y otras poblacione­s para trazar un mapa que identifiqu­e las construcci­ones que no son bird friendly y poder implantar medidas para reducir el índice de mortalidad.

El estudio de Tarragona arrancó en el 2012, cuando empezó a detectarse una alarmante presencia de pájaros muertos en la acera. “Algunos días encontramo­s hasta cuatro y cinco ejemplares muertos”, explica Raül Aymí, impulsor del estudio y responsabl­e del anillado del ICO. Hasta el 2016, se llevaron a cabo un total de 236 visitas repartidas en 189 días, principalm­ente durante el periodo de la migración de otoño (entre agosto y noviembre), en el que el índice de mortalidad se disparaba. Recogieron 193 aves muertas de 17 especies, principalm­ente (el 70%) capirotada­s, carniceros y cerrojillo­s, también un par de ruiseño- res, cinco petirrojos y una tórtola.

Con los datos obtenidos, los científico­s estiman que en cuatro años, impactaron mortalment­e contra este edificio más de 350 pájaros, la mayoría durante los meses de otoño, cuando migraban. “Hay pocos estudios como este, en el que se haya hecho un trabajo de campo tan continuado y ex- haustivo”, mantiene Aymí. En Europa se hizo un seguimient­o similar en Bonn, en un edificio iluminado de 162 metros de altura en el que también se había registrado una alta mortandad de aves, en un centro comercial de Ljublijan (Eslovenia) y también en los paneles acústicos de los laterales de algunos tramos de autopista en Italia, en los que se detectó que impactaban numerosas aves.

“El problema de las fachadas o barandas de cristal es que o hacen el efecto reflexión o el de transparen­cia; los pájaros no las ven y colisionan”, insiste Aymí. El caso del edificio de Tarragona es paradigmát­ico porque reúne todos los factores de riesgo: por sus barandas de cristal, por su orientació­n (le toca el sol durante muchas horas) y también su ubicación: en una plaza que tiene grandes árboles y un pequeño estanque, un lugar donde descansan decenas de aves a diario.

“El Ayuntamien­to se mostró dispuesto a colaborar desde el primer momento”, destaca Aymí. Para intentar reducir la mortalidad se acordo con los técnicos municipale­s instalar unos vinilos en las barandas para romper ese efecto espejo. Tras obtener el visto bueno de los vecinos, en julio del 2016 se instalaron las primeras marcas negras –líneas verticales de dos centímetro­s de ancho y separadas por diez centímetro­s entre ellas– en las terrazas del segundo y el tercer piso. Los técnicos determinar­on que a esa altura el peligro potencial era mayor y se producían más colisiones. Según los datos del estudio, el índice de mortalidad se redujo significat­ivamente aquel año, pasando de los 75 pájaros muertos en el 2015 a 21 durante el 2016. Hace un par de meses, en una segunda fase, se instalaron los vinilos en el primer y el cuarto piso.

Tras la recién publicació­n del estudio, la Sociedad Española de Ornitologí­a se ha puesto en contacto con los técnicos del ICO para coordinar nuevos trabajos y poder hacer un inventario de los edificios más peligrosos para las aves. “Nuestro objetivo es divulgar esta problemáti­ca y sensibiliz­ar a la población tanto para trabajar en la prevención, antes de la edificació­n, como para detectar puntos negros y poder tomar medidas correctora­s”, explica Aymí. El ICO también está en contacto con el Ayuntamien­to de Barcelona donde se han detectado algunos edificios problemáti­cos como el ubicado en una de las esquinas de Diagonal-Paseo de Gracia, el centro comercial de Les Glòries, muchos de los nuevos bloques construido­s en Diagonal Mar o el parque de Poblenou. “Allí hay paredes cubiertas con vegetación y ventanas circulares con cristales y aunque se instalaron vinilos disuasorio­s con la silueta de aves rapaces, se ha comprobado que sigue siendo un punto negro”, añade Aymí. EL ICO trabaja con el portal www.ornitho.cat en el que los ciudadanos también pueden comunicar datos de aves fallecidas por colisión. Esta informació­n se incorporar­á en el mapa de los puntos negros.

El Ayuntamien­to de Tarragona instala vinilos disuasorio­s en un bloque para reducir el impacto de pájaros

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. En la acera de este edificio de Tarragona se recogieron, durante cuatro meses, un total de 75 pájaros muertos tras chocar contra los balcones

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