Dragones y diablos
La comunidad china en Catalunya festeja el inicio de su Año Nuevo con un desfile y una muestra cultural en Barcelona
La familia en torno a una mesa (mejor si es grande y redonda) con una suculenta comida, de la que siempre sobra, regalos para los niños, el color rojo que trae buena suerte... La celebración del Año Nuevo chino se parece bastante a las fiestas navideñas, que quienes viven aquí también festejan, explicaban ayer algunos de los asistentes al sarao de estreno de año.
El año del perro empezó la noche del viernes a ayer y su celebración durará dos semanas. El acto central en Barcelona, como en anteriores ediciones, consistió en un desfile entre el parque de la estación del Nord y el Arc de Triomf. Allí, en el paseo Lluís Companys, había actuaciones culturales y una docena de casetas de negocios diversos (viajes, seguros sanitarios, decoración...) y de comida.
Varios miles de personas, de la comunidad china y otros residentes en la ciudad y turistas, siguieron el desfile, vistoso por los coloreados trajes tradicionales y las figuras de dragones, serpientes y leones, que hicieron las delicias de muchos fotógrafos aficionados.
“En Barcelona residen 20.000 personas de origen o familia china (60.000 en toda Catalunya); el peso de esta comunidad ya se nota, es una fiesta conocida y puede ser una atracción turística más”, indicaba Chang Shiru, director de la Fundació Institut Confuci de Barcelona, entidad que, junto a la Casa Asia, inició la celebración hace cinco años. Los actos de esta edición los organizaron la comunidad china y el Ayuntamiento –la alcaldesa acudió a un tramo del desfile–. Participaron 50 entidades (unos 1.400 voluntarios) de comerciantes, empresarios, culturales, de originarios de diversas regiones de China o deportivas. Hubo igualmente gigantes, castellers y la pólvora, más que china, la pusieron unos pequeños diablos. Desfiló también la escuela Fort Pienc, uno de los barrios del Eixample con más presencia china.
Chang Shiru subrayaba que “los chinos nos sentimos bien tratados aquí; cada vez estamos más integrados y hay mayor intercambio”. Opinaban igual Cristina, que enseña chino en Tarragona, donde vive desde hace 10 años, o Jia Lin Zhang Pan, economista de Pineda, que lleva 40 años en España. En la mesa de muchos no faltarán raviolis chinos. En la de Xiaoyé, que lleva 18 años en Badalona y se dedica a la hostelería, el pescado.
Participaron cincuenta entidades chinas: de comerciantes, deportivas, culturales... y gigantes y castellers