Insólito Monk ‘manouche’
La escuela catalana de jazz manouche no es una exageración valorativa ni mucho menos un a invención conceptual. Eventos como los ciclos que anualmente se desarrollan, por ejemplo, en l’Hospitalet o la proliferación de instrumentistas que desde hace años se han inclinado por esa suerte de jazz gitano deudor de Django Reinhardt son dos evidencias incontestables.
Un caso bastante paradigmático que refleja también el a menudo carácter personal de esta afición es la aparición de un disco como Valentí Moya meets Monk, concebido y alumbrado por iniciativa del empresario y aficionado belga Hans Kusters. Publicado en uno de los sellos discográficos de éste, la obra del guitarrista barcelonés Valentí Moya refleja su arte curtido en variados escenarios estilísticos aunque con una incidencia ex profeso en el regusto manouche. Sin embargo, el elemento excepcional de la obra es la materia prima sobre la que ha incidido su pericia instrumental, algunos de los incunables más gloriosos de Thelonious Monk. Y no solo eso, sino que la aproximación a ese material está realizada junto al hijo del mítico jazzman, Thelonious Monk Jr. El resultado es plausible y atractivo, y temas como Teo, Blue Monk, Let’s cool one o Epistrophy suenan con una dimensión airosa y asequible para el oído exigente. Colaboraciones puntuales de Gemma Abrié, Marco Mezquida o, especialmente por la temática, de la acordeonista Edurne Arizu ayudan con mesura el magnífico acercamiento de Moya y Monk hijo, en donde dos temas del propio guitarrista, Always know y Honesty, no desmerecen.