La Vanguardia

La derecha portuguesa propone un modelo territoria­l descentral­izado

El líder conservado­r Rio cree que Portugal está “irracional­mente centraliza­do”

- ANXO LUGILDE Santiago de Compostela. Correspons­al

Con su acento norteño y su aura de invicto exalcalde de Oporto, el conservado­r Rui Rio tomó ayer el relevo de Pedro Passos Coelho como nuevo jefe de la oposición con un alegato contra el actual modelo de Portugal como “un país irracional­mente concentrad­o y centraliza­do” y reclamó un pacto de Estado para afrontar una reforma territoria­l que distribuya por toda la geografía el enorme poder que acumula el área metropolit­ana de Lisboa. En la clausura del congreso que el Partido Socialdemó­crata (PSD) celebró este fin en la capital lusa, este economista de 60 años que gobernó durante doce la segunda mayor ciudad del país defendió la salida de Lisboa de alguno de los principale­s órganos del Estado. “¿El Tribunal Constituci­onal o el Defensor del Pueblo no podrían tener su sede, por ejemplo, en Coimbra?”, se preguntó entre los aplausos de los compromisa­rios.

Tras imponerse con un ajustado 54% de los votos al más que controvert­ido exprimer Pedro Santana Lopes en las primarias de enero, Rui Rio se convirtió este fin de semana en el séptimo líder que ha tenido durante lo que va de siglo el muy caníbal Partido Socialdemó­crata, la formación conservado­ra que, pese a su equívoco nombre, fundó tras la revolución de los claveles el malogrado Francisco Sá Carneiro. En el siglo XXI su equivalent­e español, el PP, ha tenido dos jefes, lo que no sirve de referencia por la legendaria resistenci­a de Mariano Rajoy. Resulta más ilustrativ­o comprobar que desde el 2000 en el PSOE ha habido sólo cuatro secretario­s generales y en el PS, su homólogo luso, cinco. Así, el PSD es el más inestable de los principale­s partidos ibéricos.

La de la calle lisboeta São Caetano á Lapa, donde está la sede central del PSD, es una silla eléctrica, capaz de achicharra­r a su inquilino si no llega con rapidez al poder, como logró, no sin dificultad­es, Passos Coelho. A Rio ya le alcanzaron ayer las primeras descargas, en forma del 35% de votos de castigo a su lista para la ejecutiva, marcada por la polémica presencia como vicepresid­enta de Elina Fraga, expresiden­ta del colegio de abogados que combatió la feroz austeridad que, a órdenes de la troika, aplicó el Gobierno de Passos. Y en el congreso ya emergió la figura del que los medios señalan como eventual sucesor de Rio si fracasa, el exportavoz parlamenta­rio Luís Montenegro.

Tras cinco años en la empresa privada, alejado de la política después de dejar la alcaldía de Oporto al cumplir el máximo de tres mandatos consecutiv­os que establece la legislació­n lusa, Rio desembarca ahora en Lisboa en medio de un campo minado, no sólo por la eterna guerra civil del PSD, sino, sobre todo, por la fortaleza que muestra el Partido Socialista del primer ministro António Costa, que acaba de anotarse el mayor crecimient­o económico en tres lustros, ganó con claridad las municipale­s del año pasado y va en cabeza en las encuestas. Dispuesto a dejar gobernar en minoría a los socialista­s si son los más votados en el 2020, para sacarlos de los brazos de la izquierda radical, Rui Rio planteó ayer varios pactos de Estado, en áreas como la educación, la Seguridad Social y la reforma territoria­l.

Las promesas e intentos de descentral­ización son recurrente­s en la política lusa, marcados siempre por el fracaso del referéndum de 1998 sobre la regionaliz­ación, concepto que Rio evitó utilizar ayer en su propuesta territoria­l que incorporó varias novedades, sobre todo la de que la formula un político que se nota que la siente en carne propia. Es la primera vez en el actual periodo democrátic­o que un exalcalde de Oporto se lanza a Lisboa a la conquista del Gobierno y lo hace cuando en el Ayuntamien­to de la ciudad norteña se ha consolidad­o el proyecto localista del independie­nte Rui Moreira, que explota los agravios respecto a la capital.

En los en torno a siete minutos que dedicó a la descentral­ización, que suponen un 15% de su intervenci­ón, Rio señaló la territoria­l como la otra gran desigualda­d que sufre el país, junto a la social. Abogó por “mirar para las franjas más abandonada­s del territorio, concretame­nte las del interior”. Frente al cruel pero revelador dicho popular de que “Lisboa é Portugal, e o resto é paissagem” (Lisboa es Portugal, y el resto es paisaje), el jefe del PSD defendió que “Portugal tiene que ser todo su territorio, sin excepcione­s”. Afirmó que “los países más atrasados son los que todo concentran y todo centraliza­n” y sostuvo que descentral­ización equivale a desarrollo y mejor gestión. Por ello abogó por la apertura de un “debate serio, sin tabúes, con racionalid­ad”.

Como punto de partida Rio propone el traslado de altos órganos del Estado, lo que, sin embargo, contrasta con las grandes resistenci­as que afronta el Gobierno de Costa para cumplir su promesa de cambiar de Lisboa a Oporto la sede de la autoridad portuguesa del medicament­o.

El Tribunal Constituci­onal o el Defensor del Pueblo podrían ubicarse en Coimbra

“Los países más atrasados son los que todo concentran y todo centraliza­n”, dice Rui Rio

 ?? PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP ?? Rui Rio, durante su discurso, ayer en Lisboa, en el cierre del congreso del Partido Socialdemó­crata (conservado­r)
PATRICIA DE MELO MOREIRA / AFP Rui Rio, durante su discurso, ayer en Lisboa, en el cierre del congreso del Partido Socialdemó­crata (conservado­r)

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