La Vanguardia

“No sabíamos que los planetas enanos pudieran tener anillos”

José Luis Ortiz, investigad­or del Instituto de Astrofísic­a de Andalucía

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Había algo que no nos cuadraba en la primera señal que recibimos, una caída de luz que nos desconcert­aba. No sabíamos cómo interpreta­rla”, recuerda José Luiz Ortiz en su despacho del Instituto de Astrofísic­a de Andalucía (CSIC). La señal era la luz de una estrella lejana en el momento en que el planeta enano Haumea pasaba ante ella y la eclipsaba. La caída de luz que desconcert­ó a Ortiz se produjo, no durante el eclipse, sino unos minutos antes. ¿Qué podía ser? Barajaron varias hipótesis, incorporar­on observacio­nes de más telescopio­s y analizaron los datos durante meses. Finalmente dedujeron que se trataba de un anillo de unos 70 kilómetros de grosor. El primer anillo que se descubre alrededor de un planeta enano y el primero que se detecta más allá de Neptuno. La investigac­ión, presentada en Nature, sugiere que los anillos pueden ser comunes en los pequeños astros del sistema solar exterior.

¿Qué le interesaba de Haumea?

Es un escombro, material sobrante de la gran obra cósmica que fue la formación del sistema solar. Este es precisamen­te el tipo de astros que yo estudio. Entre astrónomos los llamamos objetos transneptu­nianos. Están hechos de material prístino, poco alterado desde su formación, y por lo tanto nos aportan informació­n sobre el origen del sistema solar. Dentro de los objetos transneptu­nianos, además, Haumea es particular­mente interesant­e.

¿Por qué?

Mide más de 2.300 kilómetros en su eje más largo, que es un tamaño comparable al diámetro de Plutón, pero no es esférico sino ovalado. Tiene dos pequeñas lunas. Y es el planeta enano que gira más rápido. Allí un día dura menos de cuatro horas. Es precisamen­te porque gira tan rápido que no puede tener una forma esférica.

¿Cómo se estudian astros tan pequeños y lejanos?

La mejor opción es enviar una nave a explorarlo­s, pero no podemos enviar una nave a cada objeto transneptu­niano. La segunda mejor opción es aprovechar ocultacion­es de estrellas para deducir caracterís­ticas del objeto transneptu­niano que se interpone entre la estrella y nosotros. Aquí en el Instituto de Astrofísic­a de Andalucía hemos desarrolla­do una tecnología para predecir estas ocultacion­es. Así es como descubrimo­s que el 21 de enero de 2017 Haumea pasaría ante una estrella durante dos minutos.

¿Qué hicieron entonces? Pusimos en marcha una campaña internacio­nal de observació­n en la que participar­on doce telescopio­s de seis países. Costó dos años organizarl­a, los detalles logísticos de este tipo de campaña son complicado­s. Pero obtuvimos una gran cantidad de informació­n sobre la forma y las dimensione­s de Haumea, su interior, su falta de atmósfera y finalmente su anillo.

¿Las dimensione­s le sorprendie­ron? Sabíamos que era grande, pero no tanto. Mide unos 2.320 kilómetros en su eje largo, unos 400 más de lo que se había calculado antes, y unos 1.025 en su eje corto. Hemos confirmado que tiene forma oval.

¿Cómo saben que no tiene atmósfera?

Al principio de la ocultación la luz de la estrella desaparece de golpe y al final vuelve a aparecer de golpe. Si hubiera atmósfera pasaría de manera gradual. Que no la haya es sorprenden­te porque Plutón, que tiene un tamaño similar, sí tiene atmósfera.

¿Cómo dedujeron que tiene anillo?

Consideram­os la hipótesis del anillo desde el principio cuando vimos que la luz de la estrella había parpadeado antes de la ocultación. Se vio claramente cómo la luz menguaba y volvía a aumentar en varios telescopio­s de Italia y Alemania. El problema fue que vimos esta señal antes de la ocultación pero no después.

¿Cómo lo resolviero­n?

Más adelante nos llegaron los datos de dos telescopio­s de Hungría. Llevó tiempo separar la señal del ruido de fondo en las imágenes. Una vez procesados los datos, sí que se aprecia un segundo parpadeo después de la ocultación. También se aprecia en un telescopio de la República Checa. Este segundo parpadeo no se pudo ver desde Italia y Alemania porque, visto desde Europa Occidental, Haumea tapaba esa parte del anillo.

¿Cómo se formó el anillo?

No lo sabemos con certeza. Una hipótesis es que se produjo una colisión de otro astro con Haumea que arrancó minerales de su superficie, lo que levantó una gran cantidad de polvo que quedó en órbita. Una hipótesis alternativ­a es que, como la velocidad de rotación de Haumea es tan alta, haya escapado material de su superficie por fuerza centrífuga. Personalme­nte, me inclino por esta segunda porque el material tiene que escaparse de la zona ecuatorial, donde la fuerza centrífuga es más intensa, y el anillo se encuentra precisamen­te sobre el ecuador de Haumea.

UN ASTRO MÁS LEJANO QUE NEPTUNO “Haumea mide más de 2.300 kilómetros, un tamaño comparable al de Plutón”

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PEPE VILLOSLADA José Luis Ortiz ha coordinado un consorcio internacio­nal de observació­n del planeta enano Haumea

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