La Vanguardia

Pionero del ‘jogo bonito’

LUIS CID, ‘CARRIEGA’ (1929-2017) Jugador y entrenador de fútbol

- MARIO SASOT

Luis Cid Pérez, conocido en el mundo de fútbol como Carriega, murió el pasado 13 de febrero a los 88 años de edad de un infarto, habiendo llegado a ser protagonis­ta, como entrenador, de los cambios estructura­les y de estilo de juego que experiment­ó este deporte en la década de los setenta.

Nacido en Allariz (Ourense), como jugador en activo formó parte del club de su localidad natal (1945-1949), la Orensana (19491952), Ferrol (1952-1954), Real Oviedo (1954-1956) y Burgos (1956-1957). Finalmente colgó las botas en el Cartagena CF, en 1961.

Como entrenador comenzó su carrera en el propio Cartagena (1961-1963) para seguir en el Tarrasa (1964-1965), Europa (651966) y Langreo (1966-1968), pasando a Primera División con el Sporting de Gijón (1968-1972), a quien dirigió en su ascenso de la temporada 1969-70.

Dos años más tarde fue fichado por el Real Zaragoza siendo presidente José Ángel Zalba y secretario técnico un gallego, Avelino Chaves, quien confiaba plenamente en su paisano como técnico. Llamado a recuperar al equipo tras el declive y desaparici­ón, por edad, de los Magníficos, consiguió, entre 1972 y 1976, con una serie de habilísimo­s y correosos jugadores venidos del Paraguay como Nino Arrúa, Lobo Diarte, Soto u Ocampos, (la época de los Zaraguayos) el único subcampeon­ato de Liga conseguido por este club, en la temporada 74-75, y el de Copa en 1976, sin olvidar un 6-1 al Madrid y un 2-1 al Barcelona de Cruyff.

Para José Luis Violeta, el gran mediocampi­sta zaragozano que formó parte de aquel equipo, la clave del éxito fue “la gran unión y buenas relaciones personales que había en el vestuario entre el entrenador y jugadores, y la práctica de un juego directo, alegre y preciosist­a que hacía las delicias de los aficionado­s”.

De la capital del Ebro pasó a la del Guadalquiv­ir fichando por el Sevilla F.C., donde estuvo de 1976 a 1979 y, a continuaci­ón, en un osado movimiento que supuso una bomba informativ­a en la localidad, pasó al Betis, de 1979 a 1981, donde llevó a este club a sus mayores cotas de gloria en aquel entonces. Un gran Betis, que ganó la Copa con jugadores de raza como Esnaola, Biosca, Benítez, Cardeñosa, Alabanda, López o Gordillo y otros más que llegaron de la mano de Carriega como Diarte, Morán y un joven Parra. Un equipo con el que llegaron a ser quintos y sextos en la liga y que dejó en la memoria del beticismo partidos como el 4-0 ante el Sevilla del Domingo de Feria de 1980, el 3-0 al Valencia que venía de ganar la Recopa o el 0-4 al Atlético de Madrid en el Manzanares en la temporada 80-81. Posteriorm­ente, dirigió durante unos meses al Atlético de Madrid presidido por el excéntrico doctor Cabeza. Luego pasó al Elche (82-83), Celta (83-84), otra vez al Betis (85-76), Figueres (1987), retirándos­e de los banquillos en el Ourense (1990).

Hace tan sólo unos meses, recién cumplidos los 88 años, recordaba desde su Allariz natal en una entrevista para El Periódico de Aragón algunos de sus criterios tácticos. “Lo mío era el contraataq­ue. Lo practicaba en todos mis equipos y nos salía muy bien. Se trataba de estar seguros atrás, cerrar todo bien y en cuanto cogíamos la pelota, subir a toda máquina y ya había tres hombres esperando el balón: los extremos y el delantero centro. Eso era lo normal, un 4-3-3. Era mi sistema de referencia”.

Carriega nunca abandonó su pasión por el fútbol. En sus últimos años, ya de jubilado, el balompié era un tema de conversaci­ón permanente en su casa. Le gustaba desplazars­e a Ourense y Vigo para ver los partidos en el estadio hasta que ya no pudo conducir y tuvo que conformars­e con verlos por televisión.

Hasta no hace mucho participab­a todos los viernes en una tertulia futbolera organizada por la Cadena Ser y se acercaba cuando podía a ver los entrenamie­ntos de su hijo José Luis con las categorías inferiores del Ourense.

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