Mecenas de última generación
Un empresario reusense impulsa la mayor colección privada de arte electrónico, que ahora se expone por primera vez
Un inflable gigante con tecnología puntera para cruzar el muro que separa Estados Unidos y México. Esta gran y controvertida escultura robótica bautizada como Border crossers, es la última propuesta del artista estadounidense Chico MacMurtrie y viene a engrosar la colección Beep de arte electrónico, una colección única a escala europea que reúne medio centenar de piezas y que reivindica para el arte tecnológico la plena condición de categoría artística. Impulsando y ejerciendo de mecenas de este fondo de referencia internacional –las piezas están en constante movimiento y se han expuesto en museos de todo el mundo– hay un empresario reusense: Andreu Rodríguez.
Border crossers replantea la noción de las fronteras en un mundo globalizado en la que la tecnología también puede usarse para derribarlas o, como mínimo, para cuestionarlas. MacMurtrie es el director artístico de la Amorphic Robot Works (ARW), y su obra se ha expuesto en grandes museos e instituciones como el National Art Museum of China, la Hayward Gallery de Londres, el Reina Sofia, la Cité des Sciences et de l’Industrie de París; y también en Nueva York, en Shanghai o en Munich. Su última creación la ha producido la colección Beep. “Hay obras muy ambiciosas que son costosas porque incorporan mucha tecnología, requieren investigación, necesitan un equipo... Hemos entrado en la producción porque así podemos incentivar la creación; nosotros nos quedamos una de las piezas y el autor puede hacer dos o tres más y venderlas”, explica Andreu Rodríguez.
La colección Beep arrancó hace quince años, aunque la pasión de Rodríguez por el arte contemporáneo se remonta a mucho antes. El presidente de Ticnova –el mayor grupo especializado en tiendas de proximidad (más de 400) en informática y electrónica de consumo de España y en el que se integra la cadena Beep– empezó a adquirir obras hace más de treinta años con su esposa, la también artista MarieFrance Veyrat. Con ella empezó su colección privada de arte contemporáneo catalán.
Su colección crecía y se consolirado daba, y el matrimonio decidió ir más allá: apostó por las obras inspiradas en la tecnología (descartando el videoarte), impulsaron un premio de creación y, luego, en el 2010, la New Art Fundation, para reivindicar este género, sumar sinergias y generar conocimiento. La colección Beep cuenta con obras de Marcel·lí Antúnez, José Manuel Berenguer, Waldo Balart, Daniel Canogar, Luis Lugán o Eduardo Kac. Este último utilizó su propio cuerpo en Time capsule, al instalarse un microchip en su pierna.
Al principio la colección se nutría de obras de menor tamaño pero ha tendido a la monumentalidad: “Estamos haciendo un esfuerzo para adquirir piezas más museísticas y también para producir grandes obras de primeras firmas mundiales”, añade Rodríguez. Aquí se enmarca Face to face II (2013), la videoinstalación del artista británico afincado en Nueva York Anthony McCall, formada por dos proyecciones de luz en dos pantallas que cobra vida con el público y juega con la luz, las sombras y el humo.
Después de estar expuesta en la Biennal of the Moving Image de Frankfurt, esta obra se ha incorpo- en la exposición de Reus que por vez primera y hasta el 29 de marzo muestra la colección Beep al completo. “Es la colección privada de arte tecnológico y digital más importante de Europa, refleja una escena artística muy actual y no hay ningún otro proyecto de esta envergadura”, mantiene la co-comisaria de la exposición, Roberta Bosco. No en vano, la colección se consolida cada año con una inversión y mecenazgo de más de 100.000 euros.
El Whitney Museum de Nueva York es una de las entidades pioneras en el arte tecnológico, que también emerge en ciudades como Karlsruhe, Linz o Rotterdam, por ejemplo. El director de la colección, Vicente Matallana, destaca también la actividad en Catalunya, con nombres como el de Antoni Muntadas, Antoni Abad, Antúnez, Berenguer, Mar Canet... “la lista es muy larga, y con el Macba, el Santa Mònica, veremos què pasa con el CCCB, y con Hangar como centro de producción e investigación, Barcelona cuenta con un hub creativo tecnológico muy interesante”.
LOS ARTISTAS La colección tiene piezas de Antúnez, Berenguer, Canogar, Lugán o Eduardo Kac
LA APUESTA Además de comprar, también produce grandes obras como la de Chico MacMurtrie