El teatro del ‘procés’
El Lliure de Gràcia acoge la segunda tanda de obras sobre la situación catalana actual
El procés ha llegado al teatro. Con fuerza. El Teatre Lliure, como hacen con asiduidad los teatros y los creadores ingleses, decidió que no hacía falta que pasaran unos años para que los escenarios teatrales hablaran de la actual situación política catalana, del procés. En el Lliure creyeron que a veces el teatro de urgencia es necesario para poder sentarse y ver y entender de otra manera, a través de otras voces, lo que sucede a nuestro alrededor. Contactaron con numerosos dramaturgos catalanes y 11 de ellos dijeron que sí. Y crearon pequeñas cápsulas teatrales de diez minutos que se ofrecen en dos sesiones de lecturas dramatizadas bajo el título de En procés. La primera de ellas tuvo lugar el pasado lunes y fue un gran éxito, además de muy simbólica: entre las cinco breves obras que se presentaban una la protagonizó en escena Txell Bonet, esposa de Jordi Cuixart.
Y esta tarde llegan las seis obras restantes, entre ellas una de Sergi Belbel titulada La solitud de l’u , en la que un policía y una mujer que va a votar se miran interminablemente y se hablan sin palabras en el eterno segundo en el que baja una porra. Entre las obras que se verán hoy figuran también Supremacistes, de Cristina Clemente, y Només una veu, de Llàtzer Garcia, un monólogo nacido de que la vecina del autor le pidió colgar una pancarta en su balcón, ya que ella no tenía. También se verán Capità Mandrake, de Clàudia Cedó, You say you want a revolution, de Helena Tornero, y Ella, de Lali Álvarez, que cree que en el procés ha habido mucha testosterona y pone el foco en la precariedad y en cómo el poder popular ha acabado al servicio de una agenda política.