El Espanyol salva un punto gracias a un golazo de Granero
Los blanquiazules salvan un empate ante el Villarreal gracias a una falta botada por Granero
El fútbol es un deporte en el que se compite proponiendo o sufriendo y se suma resolviendo o sorprendiendo. El Espanyol salió ayer en Cornellà a jugar y a tratar de finalizar, pero acabó pasándolo fatal para volver a encomendarse a un milagro. Llegó de nuevo in extremis y apenas sirvió para salvar un punto ante un rival, el Villarreal, que mereció más pese a estar muy lejos de su mejor versión.
Después de que en la jornada anterior Gerard Moreno lograse un empate en Balaídos a última hora con un gol de excelente factura ayer fue Granero quien se lució en esa última oportunidad blanquiazul enviando por encima de la barrera un libre directo desde el semicírculo del área de Asenjo. Hacía más dos temporadas y media que el Espanyol no conseguía un gol de falta directa y nunca lo había conseguido con Quique Sánchez Flores en el banquillo evidenciando otra de las carencias que ayer, paradójicamente, salvó al equipo.
No se puede decir que el técnico no explore alternativas para encontrar ese conjunto con toque y con chispa que anda buscando desde hace dos campañas, aunque las probaturas con menos de una vuelta por disputarse no sólo demuestran que el proyecto está cada día más perdido, sino que acaban resultando del todo inoperantes. Ayer, Quique ofreció de todo. Desde un centro del campo creativo con Darder y Carlos Sánchez en la medular a otra defensa inédita –16 combinaciones ha realizado sólo esta temporada–, con Víctor Sánchez en el lateral derecho.
Con Darder centrado, el Espanyol presentó de inicio otra cara. Es un ajuste sencillo, pero fundamental para que el equipo juegue a algo, controle más el balón y, sobre todo, tenga quien le ponga el orden y la calma que tanto suele echar en falta. A su lado, Carlos Sánchez fue el complemento perfecto. La Roca se ha adaptado con sorprendente facilidad al grupo y ayer resultó fundamental tanto de stopper como de distribuidor para convertirse en su segunda titularidad en uno de los mejores del equipo.
Pero lo de Víctor Sánchez no puede definirse sino como una de esas involuciones de las que hablaba el propio técnico en la previa del partido. Todo corazón y abnegado todoterreno, el futbolista de Rubí no es sino un lateral de circunstancias y su concurso en esa posición es del todo injustificado con Javi López y Marc Navarro aguardando en el banquillo.
Sin ser en absoluto el culpable de que su equipo se fuese en desventaja al vestuario tras los primeros 45 minutos, tampoco fue el mejor jugador para meter balones en el área de Asenjo ni el más certero aliado de Baptistão en las acciones ofensivas que el Espanyol trató de conducir por esa banda. Al técnico no le quedó otra que rectificar tras la reanudación, pero por no sacrificar a Víctor relevó a Darder en una decisión, cuando menos, cuestionable, para que su equipo volviese a jugar como lo ha venido haciendo en las últimas jornadas: a remolque.
Así que tras jugar de igual a igual en un primer tiempo en el que el Villarreal se avanzó gracias a un balón suelto que Rodri envió a las redes en el minuto 26, el Espanyol se echó definitivamente para atrás en el segundo período. Lo hizo para encomendarse a esa solidez defen- siva que el técnico parece haber encontrado en la pareja que forman David López y Naldo, a Diego López bajo palos y a la velocidad y calidad de Baptistão, Sergio García y Gerard.
Una estrategia que la grada no tardó ni diez minutos en recibir con pitos a los suyos. Ante tal despropósito, el técnico decidió volver
DEL TOQUE AL MILAGRO Sánchez Flores salió a jugar con Darder en la medular y acabó encomendándose a una gesta
NUEVA PROBATURA Víctor Sánchez arrancó como lateral en la decimosexta combinación defensiva del equipo esta temporada
a intervenir. Y de nuevo con sorpresa: sacando al campo a Piatti para sentar esta vez a Naldo y volver a cambiar de posición a Víctor Sánchez, que acabó como central.
Con toda la carne en el asador, el Espanyol se vino arriba. Aunque más por la apuesta de Javi Calleja de dejar a su rival ir a por todas para rematarlo con Bacca, quien realmente tuvo la sentencia, que por méritos propios. No se puede reprochar , ni al equipo ni a la afición, que no creyera en el empate e incluso en la victoria hasta los últimos minutos. Pero si no llega a ser por la inspiración de Granero, que llevaba la friolera de siete temporadas sin marcan en la Liga, el Espanyol se habría ido de vacío.