La Vanguardia

Asensio reina en el caos

El Madrid se impone al Betis en un partido sin ningún control y lleno de alternativ­as

- CARLOS NOVO

El Madrid de la Liga regresó con una victoria que tuvo mucho de caótica en el Villamarin en un partido que desesperar­ía a cualquier entrenador por su falta de control y su juego desordenad­o. El Madrid ganó porque en sus ratos buenos, que no fueron demasiados, exhibió una pegada muy superior. El Betis fue bastante mejor en el primer tiempo, pero se quedó sin gasolina en el segundo, tocado también en lo anímico a medida que el Madrid iba encadenand­o sus goles. Aún tuvo un arreón final el Betis, que obligó al Madrid a sufrir hasta el gol en el descuento de Benzema.

Como era de esperar, Zidane movió mucho la alineación tras el partido de Champions. Cambió poco la defensa –sólo Nacho por Varane– pero el centro del campo fue inédito, con Casemiro, Lucas Vázquez, Asensio y Kovacic. La delantera estuvo encomendad­a a Cristiano y Bale. Por una vez, Benzema se quedó en el banquillo. Bale, su sustituto, estuvo fatal, desapareci­do para tirar la contra y fallón en sus pocos remates.

La puesta en escena de los blancos fue al gusto de Zidane. El Madrid salió fuerte y marcó enseguida, a los once minutos, tras un remate fortísimo de Cristiano que repelió Adán como pudo y Asensio cabeceó a la red. El balear fue de nuevo lo mejor del Madrid, su jugador más creativo, imparable entre líneas.

La respuesta del Betis al gol fue impecable. El equipo de Setién nunca tira un mal pelotazo, triangula bien y le buscó las cosquillas al rival por las bandas. El Madrid, de repente, se vio sin el balón y se fue yendo del partido poco a poco. Estas lagunas o distraccio­nes son una constante a lo largo de la temporada que le han llevado a estar donde está. Sin tirar una contra, todo se agravó antes de la media hora de juego con la lesión de Marcelo, un pinchazo muscular que le dejó fuera de combate e hizo saltar todas las alarmas en el banquillo blanco. El brasileño fue el mejor ante el PSG y su concurso para la vuelta se antoja vital.

Entre los padecimien­tos por la lesión de Marcelo y su falta de garra, el Madrid se vio sometido. Los verdiblanc­os empezaron a sumar ocasiones y empataron con un cabezazo de Mandi tras el saque de un córner. En pleno desconcier­to blanco, enseguida llegaría el 2-1 en un remate de Junior que Nacho no alcanzó a despejar y acabó en autogol.

La segunda parte sólo tuvo el color del Madrid, que salió con las pilas puestas, no dispuesto a consentir otro ridículo como ante el Levante. A los cuatro minutos llegaría el gol del empate en un cabezazo de Ramos para rematar un saque de esquina, el típico gol de toda la vida de Ramos.

A partir de ahí, el Madrid se desmelenó. A los 59 minutos de partido, Asensio devolvía la ventaja en el marcador al Real Madrid, un gol que le hacía justicia y que tenía un especial significad­o, era el gol 6.000 del Madrid en la Liga. Poco después llegaría el 2-4 en un gran remate de Cristiano.

En condicione­s normales, todo parecía resuelto. Pero con el Madrid de esta temporada nada se puede dar por seguro. De nuevo a falta de veinte minutos el Madrid bajó el ritmo de forma alarmante. Entró Isco por Bale, pero no aportó gran cosa y el Betis, poco a poco, se fue metiendo en el partido. A falta de siete minutos Sergio León aprovechó un buen pase de Junior para poner el 3-4 e incendiar el Villamarín. Con el campo hecho una olla a presión, Zidane metió a Benzema por Cristiano y el francés definió muy bien una contra y acabó con la intriga.

DESEQUILIB­RIO El Madrid tuvo mucha pegada arriba, pero en la defensa fue un colador, y el Betis apretó hasta el final

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RAÚL CARO. / EFE Asensio celebra el tercer gol de su equipo acompañado de Carvajal

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