Choque entre manteros y policías en Madrid.
El Ayuntamiento de Carmena niega que la muerte de un vendedor ambulante por paro cardiaco se debiera a la persecución policial
La muerte de un vendedor ambulante por paro cardiaco durante una persecución policial a los manteros provocó ayer disturbios importantes en el barrio madrileño de Lavapiés.
Al grito de “Lavapiés será la tumba del racismo” y “ninguna persona es ilegal” cientos de personas se concentraron ayer por la tarde para recordar al mantero Mame Mbaye, de nacionalidad senegalesa y de 35 años, fallecido el miércoles tras sufrir un paro cardiaco. Las primeras informaciones surgidas en las redes sociales indicaron que el hombre, que llevaba 14 años en España, había muerto cuando era perseguido por la policía en una actuación –de las muchas que se producen en el centro de Madrid– contra la venta ilegal. El Ayuntamiento de Manuela Carmena, que ha abierto una investigación interna, niega sin embargo que el ciudadano senegalés fuera perseguido por los agentes (estaban actuando en la Puerta del Sol) y afirman que murió por una parada cardiorrespiratoria cuando se encontraba en la calle del Oso. Varios testigos lo confirman. De hecho, fue un vecino quien avisó a la policía de que el hombre había caído fulminado en medio de la calle echando espuma por la boca.
Pero los vecinos no sabían nada de esto. Las explicaciones oficiales llegaron unas 20 horas más tarde de los duros enfrentamientos registrados entre vecinos de todos los colores y procedencia contra la policía, a la que consideran que actúan bajo criterios “racistas”, y que finalizaron con una decena de detenciones y otros tantos heridos. Numerosos negocios sufrieron desperfectos (las sillas del Baobab, un restaurante regentado por un senegalés, volaron por la plaza).
Los vecinos de este céntrico barrio llevan meses, por no decir años, denunciando lo que califican de persecución policial en Lavapiés, el barrio multicultural de Madrid por excelencia. En concreto, hacia los numerosos ciudadanos de raza negra (hay un gran colonia de senegaleses) y, también, contra los del Magreb. Los chinos se mantienen al margen. En medio, un sinfín de españoles, gente joven y no tan joven, identificados con la diversidad que impregna el barrio. Pero la muerte de Mame Mbaye, con las múltiples versiones que se lanzaron, desató la ira de aquellos que consideran que “la policía hostiga constantemente y sin razón a los manteros, la gran mayoría negros”. Las fuerzas de Seguridad niegan tal persecución. “Actuamos contra la venta ilegal”, aseguran con rotundidad.
El silencio del Ayuntamiento y de la Delegación del Gobierno durante la noche del miércoles y la mañana del jueves no ayudó en absoluto a calmar los ánimos, especialmente de la población senegalesa. A primera hora de la mañana se concentraron en la plaza Nelson Mandela y lo que parecía una protesta pacífica se convirtió en otra batalla campal entre ciudadanos de esta nacionalidad y la policía que protegía al cónsul senegalés. Al grito de “fuera de aquí”, los manifestantes se lanzaron contra el diplomático, a quien echaron en cara que no hubiera aparecido la noche antes en Lavapiés como le habían requerido. Tan fuerte fue el rechazo que el
El cónsul de Senegal tuvo que refugiarse en un bar huyendo de la ira de sus compatriotas por “no hacer nada”
cónsul hubo de parapetarse en un comercio cercano para evitar lo que parecía un linchamiento. Los antidisturbios le protegieron de la furia de un colectivo que se siente desprotegido.
Y, mientras tanto, Manuel Carmena suspendía su viaje oficial a París y regresaba a Madrid, para sofocar el levantamiento de Lavapiés. “Quiero que sepáis que el Ayuntamiento escuchará siempre todas las expresiones pacíficas. No puede repetirse ningún tipo de violencia como la que anoche sufrieron vecinos y servidores públicos. Lavapiés quiere seguir siendo un barrio donde la convivencia siempre es ejemplar”, indicó en Twitter.
La alcaldesa también quiso poner orden en su propio equipo, en el que las relaciones siempre penden de un hilo. La portavoz Rita Maestre estuvo ausente durante toda la mañana. Los únicos que hablaban a través de las redes fueron los miembros de Podemos, entre ellos, Ramón Espinar (diputado de Madrid) o Juan Carlos Monedero.