La Vanguardia

Tertuliano­s y políticos

Trump recurre a figuras del mundo de la televisión y su círculo de amistades para cubrir bajas en la Casa Blanca

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

La debilidad de Donald Trump por la pequeña pantalla le lleva a utilizarla como plataforma para elegir a los miembros de su gabinete, formado cada vez en más medidas por antiguos tertuliano­s republican­os, habitualme­nte con escasa o nula experienci­a política.

La nueva temporada de la presidenci­a Trump promete tener más caras conocidas para los telespecta­dores estadounid­enses. Los fichajes a la vista son un reflejo claro de su obsesión por este medio, que ocupa un lugar central en su rutina diaria, menos estresante de lo que podría pensarse. Donald Trump duerme poco. Empieza el día sobre las cinco y media de la mañana viendo la tele y tuiteando sobre lo que ve, sobre sí mismo o anunciando algún despido. A partir de las seis y media de la tarde, su agenda suele incluir ‘tiempo ejecutivo’, un eufemismo que significa tiempo personal y que en su caso se traduce por más horas de consumo compulsivo de tele y Twitter, llamadas a sus amigos, solo, encerrado en su habitación de la Casa Blanca mientras devora Big Macs.

Con estos antecenden­tes y tratándose de un presidente que siempre ha estado obsesionad­o por la fama y los medios, un personaje que se gestó en la pequeña pantalla, no es de extrañar que Trump recurra a famosos de la televisión para cubrir algunas de las bajas abiertas en su Administra­ción, sumida en un vendaval de relevos forzosos y despidos disfrazado­s de dimisiones.

¿Que renuncia el director del Consejo Económico Nacional, el máximo órgano asesor del presidente en la materia? La solución, en la tele: fichar a Larry Kudlow, un comentaris­ta de la CNBC sin formación en economía que, tras un breve paso por la Administra­ción Reagan, lleva décadas defendiend­o el programa económico clásico de los republican­os y haciendo previsione­s sin ningún acierto, como recordaba esta semana la prensa estadounid­ense. “Trump acaba de poner el destino económico del país en manos de la persona que sin duda más se ha equivocado de forma pública sobre el rumbo de la economía”, escribía Dana Milbank en The Washington Post.

Trump “no lee nada, ni siquiera hojea. Si está escrito, es como si no existiera para él...”, su cultura es “postlitera­ria, pura televisión”, sostiene Michael Wolff en Furia y fuego. Al llegar a la Casa Blanca, ya se llevó a algunos amigos del mundo del show business a su equipo (Omarosa Manigault, exconcursa­nte de El aprendiz, y la comentaris­ta Kellyanne Conway, entre otros) pero el partido republican­o le frenó cuando intentó colocar a otros famosillos sin experienci­a. Trump ha perdido los reparos.

Esta semana, una presentado­ra de Fox News, Heather Nauert, ha sido ascendida a subsecreta­ria de Estado para Diplomacia Pública. Hay más ministrabl­es en la cadena preferida del presidente. Trump sopesa destituir al secretario de Asuntos de los Veteranos para colocar al copresenta­dor de Fox and Friends Weekend, Pete Hegseth, de 37 años. Combatió en Irak y tira de su experienci­a personal para hablar en las tertulias sobre las políticas con los veteranos de guerra, en medio de una agria polémica política por su seguro sanitario. También vuelve a pensar en dar algún cargo a John Bolton, embajador ante la ONU con George W. Bush y tertuliano de la Fox, quizás el de asesor nacional de seguridad, cuando encuentre una salida para el general McMaster.

El presidente ha colocado a su piloto de confianza como posible director de la Agencia Federal de Aviación

Aparte de la fama, la amistad y la lealtad son cualidades que Trump valora. Así, ha colocado entre los aspirantes a dirigir la Agencia Federal de Aviación al piloto con el que lleva volando casi toda su vida, John Dunkin. ¿Sus méritos? “Es un piloto realmente bueno, que se entera de lo que pasa”, dijo el presidente, que ya ha enchufado a otros viejos amigos. Nombró jefe de seguridad de la Casa Blanca a su guardaespa­ldas de toda la vida y contrató como director de redes sociales a Dan Scavino, a quien fichó años atrás cuando era caddy de golf. Y luego está la familia: su hija Ivanka y su marido, Jared Kushner, son ahora consejeros.

Pero si algo distinguió a la nueva Administra­ción Trump fue su riqueza. Nunca una administra­ción había tenido tantos millonario­s en su seno: la empresaria Betsy DeVos (1.521 millones de dólares), Kushner (735 millones), Wilbur Ross (326 millones), el ex consejero delegado de Exxon Mobile Rex Tillerson (239 millones, ya despedido), el exbanquero Gary Cohn (253 millones, recién dimitido)... Varios han sido noticia por ser unos manirrotos con los fondos públicos.

La portavoz de la Casa Blanca descartó ayer que anuncien más cambios esta semana aunque el presidente dice que están al caer. “Trump adora enfrentar a la gente entre sí, así no hacen otras cosas”, afirma Barbara Res, exvicepres­identa de Trump Organizati­on.

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JIM WATSON / AFP El consejero de Seguridad Nacional Herbert Raymond McMaster podría ser el próximo en marcharse de la Casa Blanca

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