La Vanguardia

Marcha pensionist­a.

El colectivo toma la calle y exige un aumento en línea con el IPC para recuperar poder adquisitiv­o

- PIERGIORGI­O M. SANDRI

Decenas de miles de personas se manifestar­on ayer en 153 ciudades de España, entre ellas Barcelona (en la foto), para reclamar un aumento de las pensiones de jubilación.

“Les pensions seran sempre nostres”, clamaron ayer los jubilados subiendo por la calle Roger de Llúria de Barcelona, en una de las manifestac­iones convocadas ayer en 153 ciudades en toda España. Unas 30.000 personas en la capital catalana, según la Guardia Urbana, salieron a la calle para pedir un aumento superior al 0,25% que marca la ley, cuando la inflación en España para este año será del 1,6%, lo que conlleva una pérdida de poder adquisitiv­o.

“El balance es estupendo, la gente ha respondido y ha entendido nuestro mensaje”, explicaba a este diario el activista de Marea Pensionist­a Domiciano Sandoval. “Creemos que el sistema actual es sostenible y mejorable. Hemos hecho varias propuestas de financiaci­ón, desde la lucha contra el fraude fiscal hasta el fin de las subvencion­es a los sistemas privados. Parece que el Gobierno tiene intención de finiquitar el sistema actual para entregarlo a los bancos, y esto no lo vamos a permitir”, añadió.

Bajo la mirada atónita de los turistas que paseaban con el trolley o se asomaban en pijama a los balcones de los hoteles, los pensionist­as mostraron ayer su faceta más reivindica­tiva. Fue un movimiento espontáneo y ciudadano. No hubo banderas de partidos ni de sindicatos.

“Estamos aquí porque cobramos entre 600 y 700 euros”, ex“Mi plicaban dos mujeres del colectivo Iaioflauta­s. “Pedimos una subida digna. También para nuestros hijos”, aseguraba María Teresa. Algunas pancartas tuvieron un marcado carácter escatológi­co. “La subida del 0,25% es una mierda”, rezaba una pancarta. Pepe, un jubilado que caminaba apoyándose con un bastón, llevó incluso un original cojín color marrón en forma de heces, antes de abandonar la marcha por cansancio a la altura de la calle Aragó. ¿Los enemigos? Aparte de Mariano Rajoy, la banca, los políticos, la corrupción y el pacto de Toledo, también hubo gritos contra los fondos privados y la privatizac­ión en general (tal y como reclama el FMI).

También fue llamativa la presencia de algunos jóvenes. Algunos de ellos acudieron en representa­ción de sus padres, que son mayores y no pudieron asistir. abuelo murió, y sólo tenemos una pensión para mantener toda la familia”, cuenta Dani, 27 años, de Andalucía. “El sistema puede ser viable. Dinero hay. Falta voluntad política. Han destinado millones a rescatar a la banca, a la indemnizac­ión al Castor”, añadió, mientras una niña paseaba llevando un cartel con una pregunta indicativa: “¿Tendré algún día una pensión?”.

Otra de la consignas fue: “Las pensiones / a presupuest­os”. “No hay mucho margen dada la situación actual”, confesaba un exconselle­r experto en economía a este diario hace unos días. “Lo más probable es que las pensiones de viudedad sí que acaben financiánd­ose con los presupuest­os generales. Por lo demás, es probable que se permita a las personas trabajar más allá de los 67 años. Cualquier otra medida corre el riesgo de poner en peligro las pensiones del futuro, si se mantienen los actuales sueldos y el envejecimi­ento demográfic­o”, razonaba.

Entre los manifestan­tes se percibía también una cierta sensación de falta de reconocimi­ento. “Somos viejos, pero no tontos”, rezaba un cartel que colgaba del cuello de una señora mayor. “Ellos –refiriéndo­se a los gobernante­s– están allí por los esfuerzos que hicimos. Nos lo deben”, fue uno de los mensajes que se repitieron varias veces.

Muchos de ellos se sienten discrimina­dos. “Nos castigan por ser longevos”, se quejaba un manifes-

¿CÓMO FINANCIAR LA SUBIDA? Los pensionist­as defienden que el sistema es sostenible y que hay recursos

MOVIMIENTO CIUDADANO En Barcelona no hubo banderas de partidos ni de sindicatos

tante. De ahí también la defensa reiterada del Fondo de Reserva de la Seguridad Social, que en los últimos años ha ido menguando por la crisis presupuest­aria. Un fondo que la mayoría de los participan­tes considera que les pertenece. Así, se pudo oír: “Rajoy, escucha. / Devuélveno­s la hucha”.

“No me vengan con que no hay dinero. ¡Si han rescatado las autopistas!”, se quejaba María José, que en su caso puede contar con una pensión más confortabl­e, de 1.300 euros, pero que acudió igualmente a la convocator­ia como medida de protesta. Es el mismo dinero que cobra José Antonio, que justifica su presencia para que “los jóvenes no se resignen y luchen por su futuro”.

Finalmente, la columna de manifestan­tes llegó con dificultad

hasta la Delegación del Gobierno, protegida por varios furgones de los Mossos. Los organizado­res leyeron su manifiesto, en el que aprovechar­on también para pedir el fin del copago de los medicament­os. Al final el cansancio empezó a notarse pese a que algunos llevaban zapatos deportivos o incluso chanclas para aguantar el paso de las horas.

Entre gritos de “Visca, visca, visca / la marea pensionist­a”, los jubilados empezaron a entrar en los bares para tomar un aperitivo, antes de que apareciera la lluvia.

En el resto de las ciudades, los jubilados desafiaron la lluvia y formaron manifestac­iones también masivas. El portavoz de la Mesa Estatal por el Blindaje de las Pensiones, Joanen Cunyat, destacó “el clamor y la exigencia de la sociedad para que se blinden las pensiones en la Constituci­ón”, de forma que se prohíba expresamen­te su privatizac­ión o la pérdida de su poder adquisitiv­o.

Por su parte, los secretario­s generales de las centrales UGT y CC.OO., Pepe Álvarez y Unai Sordo, advirtiero­n de que si el Gobierno sigue sin escuchar lo que sucede en las calles y no toma medidas para fomentar un reparto de la riqueza más justo, se van a producir un estallido social y una creciente movilizaci­ón. “España crece, pero esa riqueza no se distribuye entre la mayoría social”, aseguró Sordo, que insistió en que son los pensionist­as y los trabajador­es los que están todavía pagando las políticas “austericid­as” llevadas a cabo durante la crisis.

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Colapso La calle Roger de Llúria fue el escenario de la protesta de los jubilados ayer en Barcelona. Llegaron con dificultad a la sede de la Delegación del Gobierno en la calle Mallorca, protegidos por vehículos policiales
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ANA JIMÉNEZ

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