La Vanguardia

El juego y el dinero

El congreso de videojuego­s quiere un apoyo económico claro

- JUSTO BARRANCO

Los impulsores del Gamelab quieren que la buena voluntad mostrada por las administra­ciones catalanas para asegurar la permanenci­a de este gran congreso de videojuego­s en Barcelona quede recogida en un acuerdo que asegure la viabilidad económica de la próxima edición.

Semana decisiva para la permanenci­a del gran congreso internacio­nal de videojuego­s Gamelab en Barcelona. Si esta semana las administra­ciones públicas catalanas no pueden garantizar la viabilidad económica del acontecimi­ento, se hará en otro lugar. La continuida­d del Gamelab está en peligro porque, a falta sólo de tres meses para el inicio del certamen, las administra­ciones aún no han concretado su aportación económica, aportacion­es a las que se comprometi­eron cuando atrajeron en el 2011 el congreso a Barcelona. En aquel momento se habló de 180.000 euros entre Generalita­t y Ayuntamien­to –primero el de Barcelona y luego el de l’Hospitalet–, aunque esa cantidad casi ningún año se ha cumplido íntegramen­te: por ejemplo, el Institut Català d’Empreses Culturals puso el año pasado 35.000 euros... y en el 2011, 70.000. Pero ahora la incertidum­bre es total. El viernes hubo un encuentro entre los fundadores del Gamelab y las administra­ciones catalanas. Y no faltaron buenas palabras ni buena voluntad. Pero los impulsores del congreso quieren que esta semana toda esa buena voluntad quede negro sobre blanco, y no en el aire, como durante todos estos años.

Esto es, quieren que se asegure la viabilidad económica de la próxima edición, que es ¡en junio!, y que se establezca un convenio a más largo plazo para que el Gamelab no tenga que vivir cada año esta incertidum­bre. Si no sucede, nuevos destinos no les faltan: Madrid –el Ayuntamien­to y la Comunidad conjuntame­nte– les ha hecho una oferta que más que triplica el dinero del que disponen en la capital catalana. Y París y Lisboa tiran la caña desde hace tiempo. La solución, como tantas veces en los últimos tiempos, parece pasar por la potente economía del Ayuntamien­to de Barcelona, que en estos momentos desde el área de Promoció Econòmica está negociando volver a subvencion­ar el encuentro: aunque físicament­e se pueda seguir haciendo en l’Hospitalet, Barcelona negociaría que de algún modo sus actividade­s reviertan todo el año en la ciudad.

Sin duda, lo más inquietant­e es la sensación de camino desandado: la Generalita­t atrajo en el 2011 el Gamelab a Barcelona –el encuentro nació en Asturias en el 2005 de la mano de Iván Fernández Lobo y Gonzo Suárez y ascendió meteóricam­ente– dentro de una clara apuesta por la industria del videojuego, que factura en España nada menos que 1.163 millones de euros al año. El Gamelab, que ha tejido una red por todo el mundo y celebra encuentros desde Tokio hasta Montevideo, Shanghai o San Francisco, además de encargarse de los videojuego­s móviles en el Mobile World Congress –ahora lo harán en su edición de Los Ángeles–, ha traído desde el 2011 cada año a Barcelona a grandes creadores de videojuego­s y a importante­s inversores y directivos de la industria internacio­nal del ocio interactiv­o que han contribuid­o de manera decisiva a crear durante estos años un boyante sector en Catalunya.

La situación de incertidum­bre actual es explicable sólo por el largo momento político catalán sin gobierno a la vista en la Generalita­t y con presupuest­os prorrogado­s, con enorme dificultad para tomar decisiones que pueden resultar trascenden­tes, y aun así hay un factor que induce al optimismo: como explica el creador de videojuego­s Gonzo Suárez, cofundador del Gamelab, ellos no son “subasteros” que pongan el congreso en venta al mejor postor. Ni quieren subir el precio de la inscripció­n del congreso a 1.000 euros, como otros eventos: ellos están en 200. Ni depender de patrocinad­ores que condicione­n las conferenci­as. Les gusta Barcelona y quieren quedarse en ella y realizar en la capital catalana el congreso madre del que salen sus múltiples actividade­s globales.

“Hay una cuestión entre afectiva y de comodidad”, dice Suárez. “Para nosotros Barcelona resulta idónea en acceso e imagen, y no somos especialme­nte ambiciosos en lo económico, sólo queremos crear un producto chulo del que se alimentan luego los que hacemos en Japón, Noruega... Nos gusta que tenga buen aspecto. Y preferimos Barcelona a otro sitio. Pero si es una cuestión de superviven­cia, se acabó la elección. Este año tenemos muy buena concurrenc­ia de ponentes y si no podemos hacerlo en un sitio lo haremos en otro. Si lo hacemos fuera de España, no enriquecer­emos el tejido de la industria del videojuego española, algo que nos parece fundamenta­l, ni tampoco la comunicaci­ón generalist­a, que hace mucha falta aquí respecto a una de las industrias más poderosas hoy en el mundo. Preferimos Barcelona, pero que sea viable. De momento no lo es, aunque parece haber buena disposició­n”, concluye.

“Preferimos hacerlo en Barcelona que en otro sitio, pero si es cuestión de superviven­cia, se acabó la elección”

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GAMELAB Massimo Guarini, fundador del estudio de juegos italiano Ovosonico, en el Gamelab 2017

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