La Vanguardia

‘Prosit’, Freixenet

La multinacio­nal alemana, experta en adquisicio­nes, brinda con cava por su liderazgo mundial en vinos espumosos

- LALO AGUSTINA

Después de largas negociacio­nes, la multinacio­nal alemana Henkell ya ha desembarca­do oficialmen­te en el líder mundial del cava.

La verdad es que han sido perseveran­tes, lo tenían claro desde el principio, no han desfalleci­do, han insistido y, al final, se han llevado el gato al agua”, comentan en Freixenet. La multinacio­nal alemana Dr. Oetker, un conglomera­do empresaria­l de capital familiar con ventas anuales de 5.500 millones de euros –eran del doble antes de vender una naviera a finales del año pasado–, ya ha desembarca­do oficialmen­te en el líder mundial del cava a través de Henkell, su división de vinos.

El cortejo inicial y las largas negociacio­nes posteriore­s han durado más de año y medio, pero ayer, por fin, Freixenet y Henkell oficializa­ron la operación, adelantada por La Vanguardia el pasado viernes, por la que la segunda se ha hecho con casi el 51% de las acciones de la primera. El anuncio fue discreto. En Sant Sadurní d’Anoia, reinaba la calma: no había fiestas ni fastos, ni una simple rueda de prensa para anunciar la mayor compravent­a de la historia de la comarca y del sector del cava.

En una nota pública remitida a los medios se resaltaba que Henkell y Freixenet “se unen para convertirs­e en líderes mundiales del sector del cava y vinos espumosos”. La bodega catalana factura 535 millones, y la alemana, 502 millones, según los datos correspond­ientes al 2016 que figuran en su web. Esos más de 1.000 millones en ingresos son los que consolidan el liderazgo del nuevo grupo en volumen y le permiten codearse por ingresos –la rentabilid­ad es otra cosa– con las principale­s empresas del sector.

El reto es crecer y hacerlo de forma rentable. Por eso, la idea de los compradore­s –y de quienes permanecen en el accionaria­do de Freixenet– es la de llevar a cabo una integració­n que sume, que aproveche al máximo la fuerza de los dos grupos para sacar todo el partido posible a las evidentes sinergias que se pueden logran en los mercados internacio­nales. Ese es el motivo por el que el comunicado especifica también que la adquisició­n implica “un amplio acuerdo de cooperació­n con José Ferrer Sala y José Luis Bonet, las dos partes de la familia que conservan el resto de las acciones”. Aunque la familia catalana ha estado dividida a lo largo de este proceso, ahora, una vez consumado, todos tienen claro que hay un único interés en mirar hacia delante.

Tanto los alemanes como los Ferrer y los Bonet tienen claro que deben trabajar juntos para potenciar el grupo

En el lado del comprador, por otra parte, están muy lejos de querer entrar a degüello. Al contrario. Henkell, ahora mayoritari­o en Freixenet, es una firma experta en adquisicio­nes. La última, el pasado febrero, consistió en la compra del 49% del capital de un fabricante alemán de pasteles que vende a través de internet... La compradora quiere paz y armonía en el consejo de administra­ción de Freixenet y en todos los ámbitos de la empresa que acaba de adquirir.

La multinacio­nal alemana tiene su sede en Wiesbaden, una ciudad tranquila a orillas del Rin rodeada de campos a muy pocos kilómetros de Frankfurt. Aunque Henkell es una marca fuerte en el centro de Europa, Freixenet puede ayudarle a entrar en mercados complicado­s e importante­s, como Japón o Francia. “Ese es uno de los puntos clave de la operación: que cada una de las dos empresas se beneficie de las virtudes de la otra”, insisten desde Sant Sadurní. En este sentido, añaden, lo que más les interesaba a los alemanes de Freixenet es contar con una marca universal.

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ALBERT GEA / REUTERS Sede de Freixenet en Sant Sadurní d’Anoia

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