Rusia expulsa a 23 diplomáticos británicos la víspera de las elecciones
May dice que “no tolerará amenazas contra la vida de personas en suelo británico”
Ayer era jornada de reflexión en Rusia, donde hoy se celebran unas elecciones presidenciales que Vladímir Putin volverá a ganar de calle. Pero el Gobierno ruso tenía preocupaciones más acuciantes. El Ministerio de Exteriores cumplió su promesa y convocó de urgencia al embajador del Reino Unido en Moscú para anunciarle la expulsión de 23 diplomáticos británicos, en respuesta a la decisión de Londres de echar de su país a otros 23 rusos porque considera responsable a Moscú del envenenamiento el 4 de marzo del exespía ruso Serguéi Skripal y su hija en suelo británico.
Tras una breve reunión en el Ministerio de Exteriores ruso, al embajador británico, Laurie Bristow, le informaron de las medidas que Moscú va a aplicar. El Ministerio de Exteriores ruso dio ayer un plazo de una semana para que los diplomáticos británicos abandonen el país. Además de esta “respuesta recíproca”, Moscú incluyó en el paquete otras dos medidas: se cerrarán el consulado general del Reino Unido en San Petersburgo en un plazo “de acuerdo a las normas internacionaclarase les” y el British Council, que organiza cursos de inglés y programas culturales, “debido a su incierto estatus legal”.
Serguéi Skripal, de 66 años, era coronel del servicio de inteligencia militar de Rusia (GRU), pero en algún momento comenzó a vender documentos al MI6 británico. En el 2004 fue detenido en Moscú y condenado a prisión. Seis años después le intercambiaron por un grupo de espías durmientes rusos desenmascarado en Estados Unidos y cuyo integrante más mediático fue Anna Chapman. Desde entonces, Serguéi Skripal vivía en el Reino Unido. El pasado 4 de marzo él y su hija Yulia, que vive en Moscú y estaba de visita, perdieron el conocimiento en Salisbury. Las autoridades británicas creen que los envenenaron con un agente nervioso paralizante del tipo Novichok. Desde entonces están hospitalizados en estado crítico.
Bristow señaló que el Gobierno de Londres no tiene “nada contra el pueblo ruso” y destacó que la mayor parte de la labor de la embajada se dedica a fomentar los contactos culturales. “Hemos dado la oportunidad a Rusia para que explique cómo llegó el componente químico a Salisbury y pedimos a Rusia que de- la sustancia a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas. Pero no lo hizo”, aseguró.
Tras conocer la respuesta rusa, la primera ministra británica, Theresa May, advirtió que “no tolerará ninguna amenaza contra la vida de ciudadanos británicos u otros ciudadanos en suelo británico” por parte de Rusia. Durante un discurso pronunciado en el Foro de Primavera del Partido Conservador, May señaló que el Reino Unido comunicará sus “próximos pasos en los próximos días”, junto con sus “aliados y socios”. El jueves, Londres recibió el apoyo de Francia, Alemania y Estados Unidos en un comunicado conjunto. Luego se unieron otros de sus aliados tradiciones como Australia y Nueva Zelanda.
Por su parte, Rusia ha pedido sin éxito que la policía británica le envíe muestras del compuesto utilizado contra los Skripal, alegando que
Moscú también ordena cerrar el British Council y el consulado en San Petersburgo
es la forma de proceder entre países firmantes de la Convención de Armas Químicas. En un comunicado enviado por correo electrónico, la embajada rusa en España asegura que May ha acusado “sin pruebas” a Moscú. “La parte rusa instó al Gobierno de May a realizar una investigación conjunta, pero Londres pasó por alto esta solicitud”, aseguró.
Rusia ha negado la existencia de un programa Novichok, y en los últimos días, está lanzando la idea de que esta sustancia puede proceder de otros países. La portavoz de Exteriores rusa, María Zajárova, aseguró ayer en el canal estatal Rossiya24 que lo más probable es que “el agente nervioso procediera de aquellos países que desde finales de los años noventa realizan intensas investigaciones del proyecto Novichok: Reino Unido, la República Checa, Eslovaquia, Suecia, y sobre Estados Unidos habría que poner un interrogante”.
El ministro de Exteriores checo, Martin Stropnicky, reaccionó ayer por Twitter asegurando que esas afirmaciones “no tienen base” y “son una clara forma de manipulación informativa”.