Momento Ciudadanos
NOVEDADES importantes en el escenario político español. Ciudadanos, la formación que lidera Albert Rivera, sería hoy el partido más votado en unas elecciones generales, según una encuesta de GAD3 para La Vanguardia. (GAD3, una empresa con amplia experiencia en el sector, acertó el resultado de las últimas elecciones al Parlament de Catalunya en el sondeo efectuado el día 21 de diciembre del 2017, mientras se llevaban a cabo las votaciones). Ciudadanos va en cabeza. Por primera vez desde el estallido de la crisis económica y del derrumbe del PSOE como partido principal, una formación distinta al Partido Popular se coloca en el primer puesto. Estamos ante un punto de inflexión cuya relevancia no puede ser pasada por alto, pese al valor sustancialmente indicativo de las encuestas fuera de periodo electoral. La tendencia es Ciudadanos al alza, propulsado por los acontecimientos de Catalunya y por el creciente desgaste del partido gubernamental.
Con el 27% de los votos, Ciudadanos obtendría entre 91 y 93 diputados, sesenta más que en la actualidad. Un estirón de catorce puntos. Una subida espectacular. La formación que encabeza Rivera se nutre de los descontentos del PP y de electores centristas del PSOE que no se acaban de sentir identificados con el liderazgo de Pedro Sánchez, empeñado en competir con Podemos, con magros resultados, como veremos más adelante. El partido naranja pesca a su derecha y a su izquierda, empujado por el brillante resultado de Inés Arrimadas en las últimas elecciones catalanas, en las que consiguió capitalizar la mayor parte del voto frontalmente contrario al independentismo. La sonora bofetada de Ciudadanos al PP en Catalunya (36 diputados frente a cuatro) sin duda alguna ha actuado de revulsivo, pero hay otros factores en el fuerte crecimiento del partido de Rivera, que en los próximos meses deberá esforzarse para mantener la tendencia al alza, demostrar madurez en sus propuestas y un mayor control de la tendencia al oportunismo en los partidos nuevos. El reto de Rivera es no convertirse en una moda pasajera, en estos tiempos fluidos en los que ya no existen las fidelidades electorales de antaño. Entretanto, podemos hablar del momento Ciudadanos.
Con todo, derrotar al PP no es fácil. El partido gubernamental está sufriendo una fortísima erosión, como consecuencia del desgaste originado por la gestión de la crisis económica y a causa de los diversos casos de corrupción que atenazan a una formación que parece haber quedado anclada en un electorado mayor de sesenta años. Con un 24%, el partido de Mariano Rajoy quedaría tres puntos por debajo de Ciudadanos, pero su fuerte implantación en las provincias menos pobladas le permitiría alcanzar entre 92 y 94 diputados. Ciudadanos y PP, por tanto, podrían quedar prácticamente empatados en el Parlamento, sumando 183 escaños, una holgada mayoría absoluta.
El PSOE no logra capitalizar el desgaste del Gobierno. Lo que gana por la izquierda a costa de Podemos, lo cede por la derecha a Ciudadanos. No hay despegue socialista y el momento Podemos, especialmente intenso entre 2015 y 2016, se ha desdibujado. La formación que lidera Pablo Iglesias pierde cuatro puntos. Los dos partidos de izquierda apenas suman el 40%.
Catalunya parece estar actuando de catalizador de la nueva tendencia electoral española. El balance de los acontecimientos de octubre es desolador para el soberanismo: la Generalitat, intervenida; cuatro dirigentes soberanistas en la cárcel; Carles Puigdemont en Bruselas; enormes dificultades para compactar la mayoría surgida de las elecciones de diciembre; descarnadas luchas internas y, como regalo prémium, una posible mayoría absoluta de centroderecha en el Congreso de los Diputados, con PP y Ciudadanos abocados a una intensa competición que en nada favorecerá al autogobierno de Catalunya. El resultado de la aventura de octubre es catastrófico para quienes quisieron convencer a la gente de que la independencia estaba al alcance de la mano. ¿Alguien piensa hacer autocrítica?